El Concello fía las posiblidades de conseguir la titularidad de la antigua conservera Alfageme, un edificio de gran porte y a preservar con su entorno, a través del desarrollo de un extenso ámbito situado en las proximidades de la factoría aunque no limítrofe, en concreto entre Coia y Tomás Alonso, denominado Barciela-Esturáns. No va a ser fácil que se ponga en marcha y llegue a buen puerto dado el tamaño de la zona a urbanizar, de 105.000 metros cuadrados, ocupada por docenas de viviendas y fincas y con caminos y el añadido de que la empresa o junta promotora tendrá que hacerse con Alfageme para su entrega al ayuntamiento como una dotación al sistema general.
A cambio de esta exigencia, el Plan General aprobado inicialmente es generoso en cuanto a la edificabilidad que concede a la promotora, 1,25 metros por cada metro de terreno, con un 85 por ciento del total destinado a residencial y con un 30 por ciento de vivienda protegida. Según los cálculos medios del tipo de construcción saldrían unas 1.100 pisos, que se repartirían en bloques de ocho alturas, similares a los existentes en su entorno. Es decir, habría unas 300 protegidas y el resto serían de venta libre en una zona donde ya se está construyendo, en concreto el proyecto de Inveravante. Es una posibilidad de hacer más viable la ejecución de la zona, una de las “islas” que se han quedado fuera de la ordenación urbana, como pasa con otras como A Seara.
Alfageme, una joya vacía desde el cierre de la histórica empresa de la marca “Miau”, aparece esta vez en el Plan General como uso dotacional, sin precisar cuál sería su destino, si bien se descarta que pueda ser comercial. Por tanto, podría ser un museo -aunque es poco probable, Anfaco ya abrió una colección sobre la conserva en su sede en el campus- o para fines educativos o incluso deportivos. Eso lo decidiría el Concello una vez en su poder.
En 2015 se subastó la parcela e inmuebles, que acabaron en los bancos acreedores Abanca, Popular y Banco de Galicia. En 2018, se reagrupó la propiedad: el 49 por ciento de Abanca y el 51 de la promotora Aliseda (a su vez participada por el fondo americano de inversión Blackwater en un 49 por ciento y el 51 restante por el Banco Santander).
Las vicisitudes sin fin de una fábrica y una empresa
Las vicisitudes de la conservera fueron muchas desde que en 1995, con dificultades financieras de la firma Alfageme, el BBVA adquirió el 40 por ciento de la sociedad, pero no sería hasta 2006 cuando comenzarían sus verdaderos problemas al entrar en un proceso especulativo. La compañía Inversiones Louredo se hizo con las instalaciones de cara a la demolición total y la construcción en sus 45.000 metros de terreno, con el supuesto traslado de la producción a una planta en Valladares. En diciembre de ese año, Inversiones Louredo vendió Alfageme a la inmobiliaria Promociones Promalar, pero en 2008 se aprobó el Plan General que contemplaba la conservera como elemento a conservar, aunque solo en la fachada en tanto que la finca se incluía en un ámbito para urbanizar. En 2009 se desarrolló dicho ámbito, aunque aceptando mantener en su totalidad la conservera en tanto que en el resto de la parcela se edificarían varios bloques de nueve alturas y 42.000 metros en total. En 2010 cerró Alfageme y en 2011 entró en concurso Promociones Promalar.
