A medida que se acerca el día 31, las gasolineras de la ciudad continúan recibiendo más clientes de lo normal tras el anuncio del Gobierno de que la bonificación de 20 céntimos/litro dejaría de ser efectiva para el público general al entrar el nuevo año. Tanto que algunas –en especial las lowcost– registran largas colas para repostar en momentos puntuales. No es para menos, pues el ahorro, con los precios a los que están los carburantes ahora mismo –ya lejos de los más de dos euros a los que llegó el gasoil en verano– , supone una diferencia de unos ocho o diez euros a la hora de llenar el depósito de un automóvil.
Termina así una historia que también comenzó con largas colas en estaciones de servicio a principios de abril, aunque sin el caos que los primeros días de descuento provocaron al no quedar del todo claro cómo aplicar la bonificación en el precio final.
El Gobierno había tomado esta decisión siguiendo las políticas adoptadas por otros países de la Unión Europea en respuesta al preocupante ascenso de los precios del carburante tras el estallido de la guerra en Ucrania. Inicialmente pensada hasta el 30 de junio, como el gasoil llegó a superar los 2,20 euros/litro en los peores momentos, la bonificación se prolongó hasta finales de año. Ahora, con los precios ya por debajo del nivel que marcaban cuando entró en vigor, el Consejo de Ministros acordó retirarla para el público general, manteniéndose en algunas actividades específicas como el transporte o la agricultura.
El litro de gasoil ayer en la ciudad oscilaba entre 1,49 en la estación de servicio más barata –una low-cost ubicada en Ricardo Mella– y 1,73 en la más cara, la de Praza de España. Por su parte, la gasolina –que revirtió la tendencia de los últimos años y ahora cuesta menos que el diésel– estaba ayer entre 1,45 euros/litro en la low-cost más barata y 1,68 en la gasolinera más cara, en la Avenida del Aeropuerto. Mañana será el último día con el descuento en vigor y se prevé que continúe habiendo colas para repostar
