El castro y las aldeas de las Cíes salen al descubierto

Restos del supuesto reguio del altar druídico localizado en la falda del monte del faro, frente a la isla Sur.
photo_camera Restos del supuesto reguio del altar druídico localizado en la falda del monte del faro, frente a la isla Sur.
El Parque Nacional promueve actuaciones arqueológicas y la señalización de dos zonas diferenciadas: Alto do Príncipe y Os Ferreiros. Son 3.000 años de presencia humana

Cíes tiene una larga historia de asentamientos permanentes, con un castro por consolidar y al menos dos aldeas datadas en el siglo XIX. Todo ello va a salir a la luz con un programa del Parque Nacional Islas Atlánticas que gestiona la Consellería de Medio Ambiente que incluirá la señalización y explicación de los yacimientos excavados. Según señalan en la Consellería, se recogerán todas las actuaciones y hallazgos realizados en el marco del proyecto de excavaciones en Alto do Príncipe y Os Ferreiros (en Monteagudo), así como una propuesta de actuación a futuro para la recuperación y puesta en valor de ambos conjuntos etnográficos. El objetivo es recopilar la máxima información posible sobre estos dos enclaves de interés y utilizar los resultados obtenidos para dar a conocer entre los visitantes del Parque sus características principales. Para ello, está previsto que se instale un panel informativo en cada uno de estos emplazamientos para consolidarlos como puntos de interés dentro de la isla y que la gente pueda disfrutar de ellos.

En paralelo, el Parque Nacional seguirá con los trabajos de arqueología en Cíes y en otros puntos, destacando por encima de todo la existencia de un castro, apenas visible, situado en una ladera con mucha pendiente en las inmediaciones del faro principal. La intervención más reciente en la zona no fue de tipo arqueológico sino desde el punto de vista de la biodiversidad. Así, el año pasado se llevaron a cabo labores de limpieza de especies invasoras -acacias- en los alrededores de los restos para evitar que se vieran dañados. Este año, antes del verano, se volverán a repetir estos trabajos de conservación y limpieza, donde se ha localizado un supuesto altar druídico.  Estas evidencias arqueológicas -y otras históricas, como la famosa campaña de Julio César en persecución de una tribu lusitana en agosto del año -60- demuestran la presencia humana en  Cíes desde hace al menos 3.000 años, aunque discontinua debido a los avatares de la Historia que condicionaron tanto el número de habitantes como la propia esencia de la ocupación: frailes y monjas (en el monasterio, hoy un centro de interpretación), gentes del mar, militares, industriales y familias labradoras son los grupos más significativos en los que se pueden encuadrar a los ocupantes de las islas en los últimos siglos.

Más curioso es que a mediados del siglo XIX se construyen el faro  y fábricas de salazón, lo que permitió el retorno de varias familias del Morrazo, hasta alcanzar unos 45 habitantes de manera más o menos permanente. Esta nueva colonización propiciará la construcción de viviendas y estructuras ligadas a las tareas agrícolas, con vallados, hórreos y cuadras en los dos asentamientos, Alto do Príncipe y Monteagudo, ambos muy próximos.

CASAS EN EL PRÍNCIPE
CASAS EN EL PRÍNCIPE

La estructura del Alto do Príncipe ha sido excavada y resulta visible: pequeños edificios para los colonos y los animales

NÚCLEO DE OS FERREIROS
NÚCLEO DE OS FERREIROS

Os Ferreiros, en Monteagudo, es el otro yacimiento excavado, donde también se hallaron restos de un asentamiento prolongado en Cíes.

Colonos del siglo XIX para las dos fábricas de salazón

Según aparece en el informe, un primer grupo de  construcciones de las dos aldeas está formado por estructuras muy sencillas de pequeño tamaño, con muros de piedra que, a veces, delimitan un único espacio alrededor de un abrigo rocoso. Estas viviendas estarían ocupadas por familias de colonos y trabajadores de las dos fábricas de salazón existentes en las islas y que funcionaron hasta el siglo XX. Las construcciones halladas eran lugares para guardar animales, refugios temporales o alpendres para guardar la herramienta empleada en el trabajo de cultivo de cereales como el maíz. Otro grupo estaría compuesto por edificaciones más complejas, localizadas de forma dispersa sin constituir núcleos homogéneos. Construidas con piedra de granito irregular, sin  argamasa, a veces aprovechan las rocas naturales que sobresalen en el terreno. En el interior, los pisos serían de tierra. A un lado de estas viviendas aparecen pequeñas cuadras y hórreos.

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