Cerca de 30.000 personas, entre ellas el ministro de Fomento, acudieron a ver el concierto del canadiense, que duró tres horas

Castrelos, mudo ante Cohen

Leonard Cohen, con sombrero, ayer ante 30.000 personas en la larga noche de Castrelos. Foto: lydia miranda
Leonard Cohen enmudeció Castrelos en el concierto del año en Vigo. Casi 30.000 personas llenaron hasta la bandera el auditorio desde primera hora de la tarde para presenciar en directo el concierto de un mito que cumple 75 años y que parece conservar todo su poder de convocatoria. No fue una actuación al uso, sino en silencio, con el artista apenas visible durante tres horas.
Castrelos se quedó pequeño, muy pequeño, para acoger a un grande: Leonard Cohen. Cerca de 30.000 personas acudieron a ver el concierto más esperado de los últimos meses, el del artista canadiense que dejó al público boquiabierto con una actuación que duró tres horas. Cohen logró hacer dos cosas totalmente opuestas, enmudecer el auditorio por completo y arrancar del público los aplausos y vítores más enérgicos. A las diez en punto de la noche salió al escenario con su habitual traje negro y sombrero del mismo color, tras el cual escondía su rostro. Tímido y con un cierto aire enigmático, apenas dejó ver su cara. Con la mano derecha sujetaba fuertemente el micrófono y con la izquierda cerraba el puño. Siempre semiagachado, se paseó por el escenario, acompañado por un coro femenino, y en varias ocasiones se arrodilló, se agachó y tocó el suelo mientras interpretaba los temas de su último disco, ‘Live in London’, que recoge la grabación de uno de los conciertos de la gira mundial que hizo el año pasado con 73 años de edad. Pero el concierto de Cohen no empezó a las diez de la noche, lo hizo muchas horas antes. Y es que ya por la mañana había gente guardando sitio en las gradas. Grupos de amigos y familias se plantaron en el Parque de Castrelos con sus sombrillas para protegerse del sol, bocadillos, refrescos y a esperar. A media tarde apenas quedaba un sitio vacio y una hora y media antes de empezar la actuación las puertas se abrieron para el público más afortunado, el que tenía entrada. Se pusieron a la venta cerca de 2.300 y se vendieron todas hace ya varios días.

Acampada en pleno parque
Castrelos estaba a reventar. El auditorio, completo; en las gradas no cabía un alfiler; y en el césped multitud de fans que optaron por tumbarse en la hierba y disfrutar de la actuación. No sólo vigueses, también había del resto de Galicia, de diferentes puntos de España, como Madrid o Salamanca, y algún extranjero. Las autoridades no faltaron. En primera línea estaban el ministro de Fomento, José Blanco, que se trasladó a Vigo para ver a uno de sus ídolos. Le acompañaban el alcalde, Abel Caballero; el teniente de alcalde, Santiago Domínguez; y varios concejales. También asistieron el delegado y subdelegado del Gobierno en Galicia, Antón Louro y Delfín Fernández, y el presidente de la Cámara de Comercio de Vigo, José García Costas, acompañado de su mujer. El concierto dejó mucho más, como un tremendo caos de tráfico en las inmediaciones del parque que los policías fueron incapaces de controlar por momentos. El aparcamiento era imposible en la zona, la gente dejaba sus coches donde podían, pero cayeron varias multas por ir a ver a Cohen. Además de cantante es poeta y novelista. Publicó once libros y vendió 15 millones de discos a lo largo de su carrera musical que comenzó en los años 60. Sus temas giran en torno a tres ejes, amor, sexo y religión y sus letras son líricamente complejas y muy emotivas. Lo consiguió, Leonard Cohen emocionó a Vigo.

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