Un casero vigués se niega subir el alquiler a sus inquilinos por "conciencia social"

David Romero, antes de su actuación con su grupo Zonazero.
photo_camera David Romero, antes de su actuación con su grupo Zonazero.
David Romero se opone a subir el alquiler a sus inquilinos a pesar de las presiones de las agencias inmobiliarias: “Me llamaban loco por no querer subir el precio 300 euros más” 

Encontrar un buen piso en Vigo para vivir de alquiler está cada día más complicado. El aumento de los precios está marcando sus máximos históricos en algunas zonas de la ciudad y toparse con una ganga es tarea imposible. Ante ello, caseros como David Romero han querido evitar entrar en la rueda de la inversión inmobiliaria para, simplemente, ofrecer un hogar a un precio asequible. 

 

 

“Estamos en un punto donde no hay pisos, todo es alquiler turístico y los precios están desorbitados” indicó Romero, que ejerce como casero a una pareja joven desde hace tres años: “Pagan 500 euros al mes, pero desde la inmobiliaria me llamaron loco por no querer subir el precio hasta los 800 euros". Una idea de mantener un alquiler asequible y no querer sacar rendimiento económico de su bien material porque “tengo conciencia social. Me gusta poder ayudar a una pareja joven para que puedan tener un proyecto de vida. Si le hago caso a la inmobiliaria, ellos no podrían emanciparse, a pesar de trabajar los dos”. 

Romero aseguró que su pretensión “no es hacerme rico con el inmueble, al contrario que muchos otros, que están considerando un piso como si fuese una inversión”, a pesar de tener muchas propuestas económicamente más suculentas: “Me decían que si lo alquilo como alquiler vacacional, podría ponerlo a 600 euros por semana, y me daría para vivir todo el año, pero prefiero cubrir gastos, ahorrar un poco para mi hija y poco más”. 

La problemática con respecto al alquiler en Vigo se acentúa con el paso del tiempo, engordando una burbuja “que explotará en cualquier momento. Tengo un amigo que está buscando piso y los precios están rondando los mil euros por uno normalito”. Asegura que Vigo tiene un problema por el alquiler turístico, sobre todo en época vacacional: “Trabajadores de mi empresa vinieron en Navidad a vivir a Vigo y tuvieron que buscar en Nigrán o Rivadavia porque en la ciudad era imposible”, aunque “a través de redes sociales, cuando expliqué mi caso, muchos otros caseros me comentaron que ellos también realizan lo mismo, y eso me da felicidad”.  

 El Gobierno fijó un límite a la subida del alquiler de 2% para paliar la subida del IPC y que repercuta en menor medida en los inquilinos, medida que “no se cumple. Aprovecharse de ello es de malas personas, y eso es un problema muy gordo en Vigo”. Las presiones de los caseros van desde fijar una subida consensuada con el inquilino superior a lo establecido por ley o amenazar con la entrada a la vivienda de un familiar de primer o segundo grado de consanguinidad que, por derecho, tiene prioridad ante otros arrendatarios

Romero reclamó una regulación a corto plazo, un “paso adelante porque sino ¿quién va a vivir asi?. Es vergonzoso intentar vivir de alquiler y no poder”, cargando contra los grandes tenedores que marcan los precios y presionando a los caseros más pequeños a que lo hagan para sacar rentabilidad: “Es mucho mejor tener la seguridad de cobrar todos los meses, aunque no te hagas rico con ello, que subir los precios y que no te puedan pagar”. 

El alquiler en el centro urbano de Vigo marcó su máximo histórico en el mes de diciembre de 2022, con un precio de 9,2 euros por metro cuadrado, igualando a zonas como Navia o Alcabre. En el último trimestre su ascenso rondó el 5%  y, tras la pandemia, el valor del alquiler sigue estabilizado al alza. Uno de los principales problemas de esta ascensión es la gran cantidad de pisos turísticos que se ponen en el mercado, sobre todo en la época navideña, aprovechando el tirón de las luces. La reducida oferta, con un precio medio del alquiler en 559 euros, obliga a disparar los precios, llegando a duplicarse en zonas como el centro o Canido. En el último año el número de contratos de arrendamientos bajó un 16% mientras que los precios se elevaron un 4,2%. Desde 2014 el alquiler se encareció un 34% y el importe medio se situaba en 400 euros.

Te puede interesar