La carnicería Avión cambia de dueños tras 52 años

Manuel González, uno de los dueños, atendiendo a una clienta
photo_camera Manuel González, uno de los dueños, atendiendo a una clienta
El negocio lo traspasan a un trabajador que lleva muchos años con ellos y sienten plena confianza en que seguirá estupendo

"Después de más de 50 años, aún no tengo claro qué haré", y acompaña una sonrisa a esta frase que pronuncia con una mezcla de broma, tristeza e ilusión. Manuel es uno de los hermanos dueños de la carnicería Avión ubicada en calle Camelias, que es todo un hito entre los negocios antiguos de Vigo, y que para julio se traspasa. 

Luego aclara: "Estoy muy seguro que comenzaré el voluntariado en el Banco de Alimentos y dedicaré más tiempo a mi familia". 

Manuel y Alejandro son dos hermanos dueños de este negocio, herencia de su padre, Juan González Rodríguez, que como se ve en el rótulo del nombre de la carnicería, provenía de Avión en Ourense. Era un ganadero que comenzó con este negocio en 1972. “Mi padre se hizo a sí mismo”, explica Manuel mientras abre la nevera coge trozos de carne para cortar, limpia, contesta el teléfono, toma el pedido y da la bienvenida a una clienta. Manuel no se detiene, se saludan y dice María: “Ya venía mi madre, y yo  cuando joven, ahora compro aquí a mis nietos". Hace el pedido, conversación despacho, se despiden, entra otro."El estado no debiera dejar que esta gente se jubile. La mercancía es buena y el trato también, aunque la cara del carnicero, no", bromea, Manuel. Le entrega el pedido, se despide: "Recuerdos a tu suegra" agrega Manuel antes de que Juan le devuelva una sonrisa. 

Al preguntarle por el secreto de su éxito, Manuel contesta que los proveedores  y la pasión por lo que hace. “Voy a echar mucho de menos a los clientes, a mí me encanta el contacto con la gente, verles crecer la familia. Pero tengo una nieta y quiero verla crecer a ella también, a mis 70 años el  cuerpo ya no me da para tanto" asegura.  

Cada día abre a las 6.30 y cierra a las 21.“Hoy la gente parece que no quiere trabajar”, declara y recuerda que los domingos a las 4.30 de la madrugada va a buscar la carne a Coruña y a Lugo. Ingresa otra clienta, intercambiando anécdotas toma de pedido, entrega, despedida y continúa su rutina que denota esfuerzo y dedicación por el trabajo bien hecho.

Te puede interesar