NAUFRAGIO EN CANADÁ

"Los biológos que nos embarcamos lo hacemos por pura vocación"

Izquierdo llegó en diciembre y espera volver a embarcar en julio.
photo_camera Izquierdo llegó en diciembre y espera volver a embarcar en julio.

A sus 29 años ya ha estado embarcado como observador científico en la flota pesquera en varias ocasiones. La última en diciembre pasado y espera poder hacerlo de nuevo a partir de julio, porque según afirma es algo que le apasiona. Iago Izquierdo, biólogo y vecino de Tui también estuvo en Terranova, durante un mes. “A mí me tocó en verano, y aunque no haya temporales, las temperaturas son bajas y siempre hay niebla”.

Su primer destino y uno de los más duros que recuerda fue el primero en Hatton Bank, entre Irlanda e Islandia, “donde también el mar es complicado”. Como biólogo, su labor en los arrastreros consiste en medir especies, tomar muestras de especies, del fondo “básicamente recopilar datos que después se estudiarán para valorar cómo está la pesca y si hay que tomar alguna consideración”. Iago asegura que “lo ocurrido con el ‘Villa de Pitanxo’ es un trágico accidente que por desgracia puede pasar como ocurre con los siniestros de aviación, y, aunque lo tienes presente cuando embarcas no piensas en eso, son buques preparados”. Afirma que aunque como biólogo no le exigen libreta marítima, “por mi cuenta realicé un curso de formación básica sobre cómo colocarte el traje de supervivencia, lucha contraincendios…” En suma, añade, cierta preparación por si tiene que enfrentarse a una situación de alarma. 

Apasionado del mar, reconoce que al principio “acostumbrarte al barco es difícil, porque todo el mundo se marea, pero después la experiencia siempre es increíble, siempre trato de hacer mi trabajo sin interferir con el de los marineros ni entrar en polémica y acabamos siendo una familia”. Este joven asegura que “los biólogos que nos embarcamos lo hacemos por pura vocación porque tristemente somos los que peores condiciones tenemos” y relata cómo en su primer destino un marinero le preguntó extrañado que qué hacía allí después de tanto estudiar. Cuenta  cómo en el caso de los marineros “pueden pasar 24 horas trabajando sin parar, sin dormir porque lo que quieren es acabar cuanto antes para volver a tierra a ver a sus familias”.  Sí admite que hay momentos en los que llegó a plantearse qué hacía allí, “porque estar mucho tiempo metido en un barco, y  hay veces que no tienes wifi ni nada, solo llamadas de vez en cuando por salen muy caras, pero en cuanto llego a tierra lo echo de menos”.

Iago lo tuvo claro desde que terminó la carrera, “me encanta el mar, así que contacté con el  Instituto Español de Oceanografía para  poder hacerme observador”.  Desde entonces, “he estado en barcos casi siempre diferentes”. En uno de los embarques estuvo en África, con una tripulación toda del país y “acabamos entendiéndonos perfectamente” todos respetan el trabajo de cada uno. Tiene claro que volverá a embarcar  por su pasión “me imagino que la familia lo pasará mal porque el riesgo existe, es algo inevitable, pero yo voy tranquilo"

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