Una batalla titánica y llena de obstáculos en busca de justicia para Déborah

Los vigueses apoyaron en la calle primero un homenaje para pedir la reapertura  judicial y después en diciembre del año pasado para evitar la prescripción, que estaba prevista en mayo.
photo_camera Los vigueses apoyaron en la calle primero un homenaje para pedir la reapertura judicial y después en diciembre del año pasado para evitar la prescripción, que estaba prevista en mayo.
En 19 años y 9 meses, la familia de Déborah no ha tirado la toalla, logrando la reapertura de la causa y ahora, el primer investigado

Aquel 30 de abril de 2002, el reloj de la familia Fernández-Cerveira Neira se paró. Ese día, Déborah,  de 21 años, salía de su casa para ir a correr por Samil y nunca regresó. Su cadáver aparecía diez días después en una cuneta en la carretera entre Vigo y A Guarda, a la altura de Portocelo (O Rosal). Durante 19 años y 9 meses, los padres y hermanos de la joven no han parado de luchar para buscar respuestas y hacer justicia. 

El primer obstáculo con el que se toparon fue la ausencia de marcas externas claras de violencia en el cadáver  y una autopsia indefinida incapaz de determinar entonces si  la muerte, por sofocación, fue súbita o provocada por otra persona, la misma que habría trasladado el cuerpo a 50 kilómetros de donde fue vista por última, vez en la curva del matadero, junto a su casa en Alcabre. Del escenario criminal, no había ninguna duda. Déborah apareció desnuda y entre pistas falsas. Los diferentes equipos de investigación policial (2002, 2006 y 2008) coincidieron durante sus pesquisas en que alguien guardó el cuerpo en una especie de arcón congelador o bodega. Los forenses situaron la muerte entre los seis y nueve días antes de ser encontrado. En su interior había restos de semen, cuyo análisis demostró que fue puesto de forma artificial a posteriori. Las pesquisas no llegaron a buen puerto y en 2010, a pesar de un informe concluyente que señalaba a un sospechoso, la causa se archivó. 

La hermana pequeña de Déborah, Rosa, tomó entonces el relevo a su madre, la mujer que llamó a todas las puertas durante años para evitar que el caso de su hija quedara en el olvido. Una marea humana de apoyo en redes  y nuevos testimonios lograron reabrir la causa en noviembre de 2019.

Pocos meses antes,  tenía lugar un sentido homenaje a la víctima, en plena Porta do Sol, en la que participaron artistas y cientos de personas. A partir de la reapertura, los acontecimientos se precipitaron. La familia se hizo con un equipo legal  fomado por tres letrados que han hecho posible lo imposible.

Con Ramón e Ignacio Pérez Amoedo a la cabeza y la colaboración de Teresa Rojas, este equipo de letrados buscaron a uno de los mejores expertos forenses a nivel nacional, Aitor Curiel cuyo informe, avalado por otros tres profesionales, corroboró que Déborah fue asesinada por asfixia.  Entonces, se pidió una exhumación, una diligencia inédita hasta ahora en una investigación criminal en Vigo. Fue en mayo de 2021. El cuerpo fue sometido a un nuevo análisis y se recogieron las uñas (que no habían sido analizadas en 2002) para su examen.  La colaboración de los criminólogos Oscar Tarruella, Carmen Balfagón y Ramón Chippirrás sumaron nuevas vías de investigación.  Los letrados pidieron un cribado masivo de ADN que se llevó a cabo el pasado mes de noviembre y se trasladó el disco duro del ordenador de la joven al laboratorio Lazarus Technology, que descubrió su manipulación. En diciembre, Vigo se echaba a la calle pidiendo justicia.

Te puede interesar