La aventura de Asun, llevada a la pantalla

Asun, en la silla especial con la que realizó el Camino de Santiago, una auténtica aventura.
photo_camera Asun, en la silla especial con la que realizó el Camino de Santiago, una auténtica aventura.
Contarán el recorrido de una mujer de 70 años que preside una de las asociaciones de amigos del Camino de Santiago y que a pesar de las muletas pudo realizar esta gesta

Catorce años ayudando a los peregrinos y promocionando el Camino de Santiago y nunca pensó que podría hacer realidad el sueño de su vida: vivir en primera persona esta aventura. Lo hizo en mayo del año pasado, desde Ponferrada hasta el Obradoiro, circulando con una handbike (un triciclo sin motor en el que se pedalea con las manos) y cuando acababa de cumplir 70 años. Fue gracias a Discamino, con su grupo de robustos y entusiastas voluntarios. Asunción Arias, presidenta de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago por Valdeorras, contará su experiencia en un documental que prepara Discamino. Ella tuvo polio de niña y camina con muletas, pero nada le impidió cubrir los más de 200 kilómetros que van de Ponferrada a Santiago, una experiencia que nunca olvidará. Los voluntarios la acompañaron a pie y le ayudaron en zonas complicadas, tirando del triciclo con un arnés. Hizo el Camino de Invierno (la variante que pasa por Monforte y que cogían los peregrinos cuando el Cebreiro estaba cerrado por nieve). Su llegada al Obradoiro fue un mar de emociones para todo el grupo.

Discamino nació en 2009 con la ruta del ex policía vigués Javier Pitillas y Gerardo, una persona sordociega que a su regreso del Camino pidió extender la iniciativa a otros discapacitados. Hoy hacen rutas de bici y de senderismo para 170 personas con discapacidad de Vigo y de toda la comarca, y cuentan con la participación de unos 70 voluntarios.

Hay tres efectos beneficiosos en esta iniciativa, según explica Pitillas. En primer lugar, todas las ventajas que conlleva la práctica deportiva. A esto se añade la posibilidad de vivir una aventura y tener una ilusión. En tercer lugar, y no menos importante está el hecho de pertenecer a un grupo con el que compartir vivencias. “Uno de los problemas de gente con discapacidad y con discapacidad severa es el riesgo de exclusión social, estar solos en casa porque piensan que no pueden o porque alguien les dijo que no podían. Formar parte de algo es fundamental en cualquier ser humano”, señala.

Entre los voluntarios hay ex policías y bomberos, jubilados que en su día hicieron bici, deportistas como Álvaro Pino, personas que se dedican al sector del comercio o a la enseñanza, entre otros.

Este año tienen programadas al menos doce rutas, dos de ellas de largo recorrido, una desde Roncesvalles y otra desde Irún. La de Roncesvalles se realizará a pie y las personas con discapacidad en sillas de montaña para que todos los participantes puedan disfrutar de la riqueza de los senderos, con sus ríos, sus montes y demás atractivos de la ruta. La ruta de Irún tomará el Camino del Norte con tres handbike y dos bicisillas. 

El año pasado terminó con 19 rutas, una de ellas fue una verdadera gesta, una vuelta a toda la Península con un recorrido de 4.650 kilómetros.

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