Alba Boquete confecciona textil para “peques” y ya vende fuera de Galicia, Miguel Rivas fabrica instrumentos musicales y tiene lista de espera. Nuevos artesanos que quieren poner en valor su trabajo
"La artesanía es un sector económico, son profesionales que viven de su trabajo", recalca Elena Fabeiro, gerente de la Fundación Artesanía de Galicia, que depende de la Dirección Xeral de Comercio de la Xunta. Es el caso de Alba Boquete, de “Arrolos de mai” o Miguel Rivas, con taller de instrumentos tradicionales en Cabral, que coinciden que vivir sólo de su actividad artesanal es difícil y tienen que complementarlo. En el caso de Alba Boquete con una tienda al público en Teixugueiras y en el de Miguel Rivas con su actividad de profesor de música.
La artesanía está de moda y marcas como Inditex, Bimba y Lola o Loewe la introducen en sus colecciones y en sus tiendas. Pero la gran mayoría de los artesanos son autónomos que quieren vivir de su trabajo.
"Cada vez hay más gente joven que viene de las escuelas de diseño o de la Emao de Vigo. Es el caso de la mayor parte de los marroquineros de Galicia, que salieron de esa escuela, que tiene muy buena formación o muchos de los luthiers, explica Elena Fabeiro.
Artesanía de Galicia es desde 2003 un paraguas que permite a las personas artesanas acceder a ayudas para la comercialización, para asistir a ferias profesionales y de venta directa o ayudas para digitalización. Fue la primera marca de estas características que se creó en España y hoy su logo, de un globo azul, es ya reconocible por el público.
Tiene adheridos 874 talleres profesionales y Elena Fabeiro quiere aclarar que “pensamos que artesanía son objetos, pero a veces son servicios, como un tapicero o un restaurador o la capintería de ribeira, en la que en Galicia somos una potencia”.
Mundo de la decoración
Un reto que tienen por delante es entrar en el mundo del contract (decoración e interiorismo de espacios comerciales o profesionales) y la decoración en general.
“Nuestro objetivo es dotar al sector de una infraestructura especializada, para marcar una hoja de ruta y crear un sector sólido y sostenible en el tiempo. Ayudamos a la promoción, a la mejora de comercialización, a la formación y al fomento de nuevas vocaciones”, explica la gerente de Artesanía de Galicia.
Cuatro son las líneas de trabajo: la artesanía de empresa, con la asistencia a ferias o colaboraciones; la profesionalización y visibilidad del sector, con muchos cursos de formación, algunos con gran éxito como “Aprendendo da tradición”; en tercer lugar la divulgación, clave porque no se valora lo que no se conoce, de hecho se acaban de celebrar los Días Europeos de la Artesanía con 60 actividades por toda Galicia; y finalmente la innovación, en este campo hay muchas acciones pero por destacar una está el proyecto de introducir en los restaurantes platos de artesanos gallegos.
“Especializarse es una idea muy buena”, según Elena Fabeiro, y es el caso de Alba Boquete y Miguel Rivas.
Alba Boquete Vilariño tiene su taller y tienda, “Arrolos de mai”, en Teixugueiras. Es una artesana del textil y en concreto para “peques”. Utiliza telas seleccionadas de algodón orgánico con dibujos de diseñadores e ilustradores, también pantalones evolutivos, sudaderas y ropa a conjunto de adultos con niños. También complementos como bolsos, borda las batas escolares, mochilas para la merienda y artículos relacionados con el cole para evitar el uso de plásticos.
“Llevo cosiendo toda la vida y ya mi madre y mis abuelas cosían”, explica sobre su pasión por la costura. Sus inicios tienen que ver con su propia experiencia como madre. “Cuando nació mi hijo mayor, que tiene 8 años, cosía para él, porque no encontraba nada que me gustase en el mercado. Ahí vi la oportunidad de pedir la certificación de artesana por experiencia y me animé y monté la tienda en 2018”.
Ahora tiene un grupo de clientes que son familias que confían en ella desde el principio e incluso familias de fuera de Galicia. “Es ropa que dura mucho y la gente repite”, explica.
Sobre si puede vivir de su actividad, precisa que “tengo tienda para complementar, porque sólo con la parte textil es difícil vivir. Hay una gran competencia de gente que produce en masa con precios baratos y no podemos igualarlo por los costes”, pero además porque “tenemos que dar valor al tiempo que invertimos”. Ve una ventaja: “Cada vez más la gente aprecia el trabajo artesano y estamos intentando poner en valor la artesanía”.
Un caso parecido es el de Miguel Rivas, que tiene en Cabral su taller de instrumentos tradicionales. “De pequeño me gustaba jugar con tablas, hacerme mis juguetes”, así que la curiosidad fue creciendo “y me llamó la atención como se doblaba la madera y cómo se fabricaban los instrumentos, porque ya tocaba la pandereta y el tambor, así que estaba ligado al mundo tradicional”.
Al terminar los estudios de la ESO lo tuvo claro, hizo un ciclo de carpintería y en la Emao un ciclo de construcción de gaita. “Siempre me gustó la madera, fabricar cosas y desmontaba cosas para volver a montarlas”.
En 2011 empezó con el taller. “Al principio estaba probando a hacer cosas en casa y monté un puesto en la Reconquista a donde llevé tres panderetas, que no eran para vender. Las vio mi profesora de pandereta y me dijo que quería una y las fue enseñando a sus alumnas y me fui iniciando y empecé a tener encargos”.
Su actividad ahora es su taller y ser profesor de música tradicional. “Vivir sólo el taller es complicado, aunque tengo lista de espera de cinco o seis meses, al ser todo por encargo, no sabes qué puedes tener mañana. Así que lo compatibilizo con clases de percusión. Me gustaría seguir viviendo más años de mi negocio. Es un trabajo sacrificado, porque hay que cumplir plazos trabajar festivos y miles de horas, pero me gusta”, concluye.
