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Un año sin bolsas gratuitas en Vigo

Cada vez más gente opta por llevarse su bolsa de tela para ir a hacer la compra y no pagar por bolsas de plástico.
photo_camera Cada vez más gente opta por llevarse su bolsa de tela para ir a hacer la compra y no pagar por bolsas de plástico.
Desde la entrada en vigor de la ley que prohíbe a los establecimientos regalar bolsas de plástico en julio de 2018, los hábitos de los consumidores y de los propios comerciantes han sufrido cambios
nnn Hace ya más de un año que, por ley, los establecimientos no pueden entregar gratuitamente bolsas de plástico a los clientes. Fue el primer paso en la carrera hacia un futuro con el menor número de plásticos de uso habitual posible, pues se trata de uno de los mayores contaminantes producidos por el ser humano que, además, no es biodegradable. Con esta medida se pretendió evitar que los consumidores las usaran de manera indiscriminada y fomentar la reutilización de las mismas, e incluso favorecer el consumo y la venta de bolsas hechas de materiales biodegradables.
Numerosos comerciantes vigueses apuntan que, por lo general, en este año de vigencia de la ley, no han notado un cambio en el comportamiento de sus clientes con respecto a las bolsas de plástico. En aquellos establecimientos en los que las ofrecen, pero por cinco o diez céntimos, los consumidores terminan resignándose y abonando el precio. Aunque sí que ciertos dependientes de tiendas y supermercados del centro de la ciudad se han dado cuenta de que cada vez más gente entra con sus propias bolsas, bien sean reutilizadas o de tela. 
Otros comercios han optado por prescindir por completo de ellas desde la entrada en vigor de la ley, ofreciendo bolsas de cartón o papel –materiales biodegradables que apenas dejan huella medioambiental–. En estos establecimientos, comentan sus dependientes, en ocasiones puntuales la gente se queja o pregunta si tienen bolsas de plástico, en especial cuando llueve, pero no les ha acarreado ningún tipo de problema. De hecho, la aplicación de la ley ha llevado a más de uno de los comercios de la zona centro a animarse a prescindir también del plástico en los embalajes de sus prendas y, en general, de todo lo que ofrecen. También existe un importante número de establecimientos que, ya desde antes de julio de 2018, entregaba a sus clientes bolsas de papel o cartón.
Por parte de los consumidores, mucha gente considera positiva la ley por causa de su finalidad, aunque existen quejas puntuales. Una de las más habituales es que los comercios deberían eliminar todo tipo de publicidad de las bolsas que cobran. También hay gente que comenta que cobrar apenas cinco céntimos no supone diferencia.
El siguiente reto legislativo en materia de reducción de plásticos recaerá en la hosteleria, el sector que está a la cola del reciclaje porque la decisión, en muchas ocasiones, reacae sobre el cliente. España prevé implantar la prohibición de los utensilios de plástico de un solo uso a partir de enero de 2020, algo que será obligatorio en la Unión Europea desde 2021. Además, la Xunta ya ha presentado un anteproyecto de ley que obligará a los restaurantes gallegos a servir los restos de comida en envases reutilizables en 2020 y que también recoge la prohibición de las bolsas de plástico que no sean compostables para 2021.
Entre las medidas que los restaurantes podrían adoptar para reducir el uso del plástico están usar manteles de papel o de tela, sustituir las botellas de agua por dispensadores, promover iniciativas en los que al clientes se le realiza el descuento si lleva su propio tupper, termo o botella o usar pajitas de materiales biodegradables como bambú o maíz para las bebidas.n

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