Alumnos del IES San Tomé aprendieron a volar un dron

Gael, Katia, Tiago, Mateo, Xián, Luisa (profesora), Sofía, Alain (monitor de vuelo), Juan Pablo, David, Anxo y Marta, con el dron modificado.
photo_camera Gael, Katia, Tiago, Mateo, Xián, Luisa (profesora), Sofía, Alain (monitor de vuelo), Juan Pablo, David, Anxo y Marta, con el dron modificado.
Nueve alumnos de 2º ESO del IES San Tomé modificaron y aprendieron a volar un dron en tan solo cinco meses

El reto era mayúsculo, sobre todo para tratarse de alumnos de 13 años: idear, diseñar y fabricar  el apéndice de un dron que ellos mismos tenían que aprender a volar para recoger residuos del mar. Se trata de la prueba ideada por Liga Maker Drone, iniciativa de la Fundación Barrié y el Instituto Tecnológico de Galicia (ITG) para fomentar las vocaciones científico-tecnológicas de las nuevas generaciones en la que Vigo estuvo representado por tres institutos: IES Carlos Casares, CPR Las Acacias e IES San Tomé. Estos últimos tuvieron que hacer frente a varias adversidades, incluidos contratiempos de última hora como su piloto titular cayendo enferma, para llegar a la exhibición que tuvo lugar el pasado viernes en A Coruña.

 

 

Liderados por su profesora de Tecnología, Luisa Alonso, los alumnos Gael, Katia, Mateo, Xián, Sofía, Juan Pablo, David, Anxo y Marta dedicaron buena parte de los últimos cinco meses a trabajar en este proyecto. Todos los lunes después de clase, sin falta, avanzaban en un diseño que al principio les costó definir: “Antes de decidirnos por la ‘jaula’ que se ajusta a la pelota –los participantes debían recoger y depositar en un contenedor unas bolas que hacían la vez de residuos en la prueba de exhibición– pensamos otras opciones como ganchos o pinzas que acabamos descartando”, explican los jóvenes alumnos. 

 Uno de los mayores retos a los que se tuvieron que enfrentar fue llevar su idea del papel a la realidad. “No estamos formados en diseño 3D”, explicaban, “y la formación que recibimos al respecto tampoco nos ayudó mucho”. Así, buscaron ayuda externa en expertos de la UVigo y otros docentes de Tecnología. Incluso tuvieron que recurrir a otra persona para imprimir el diseño “porque nuestra impresora 3D no era lo suficientemente grande”. 

Ayudados por Tiago, alumno de 4º ESO del mismo instituto, y del instructor de vuelo del ITG, Alain, aprendieron lo difícil que era encajar su apéndice al dron, pues se desestabiliza con cada mínima vibración, y a manejarlo para superar la prueba. Les costó que su invento funcionara como habían pensado, pero finalmente el esfuerzo y el trabajo de cinco meses dieron sus frutos y llegaron al día de la prueba con un dron ideado, diseñado y fabricado por ellos mismos. 

La experiencia fue tremendamente positiva, como señaló su profesora, Luisa Alonso: “Mis alumnos han sido geniales, trabajando con muchas ganas y entusiasmo pese a los problemas que hubo al final”. Y es que, además de no poder contar con Katia, la piloto que había practicado más, por enfermedad, les falló el motor del dron en el peor momento.

“Nos lo hemos pasado muy bien y ha sido una experiencia muy buena, y aunque nos hubiese gustado recibir una formación un poco más específica hemos aprendido muchísimo”, apuntaba Mateo, líder del grupo, tras la prueba.

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