Activististas hondureños alertan del efecto de la sobreexplotación de recursos

Modesto Ochoa y Sandra Reyes compartieron su experiencia como activististas en Galicia.
photo_camera Modesto Ochoa y Sandra Reyes compartieron su experiencia como activististas en Galicia.

Sandra Reyes, miembro de la Red de Mujeres Pespire y de Mass-Vida, y Modesto Ochoa, líder comunitario del comité por la Defensa de Golfo Fonseca, finalizaron en Vigo su tour por Galicia, invitados por la Coordinadora Galicia Solidaria. Llegaron en búsqueda de apoyo internacional a su lucha por preservar el medio ambiente en sus regiones. “Las empresas presionan para obtener las concesiones, alquilan y compran propiedades sin que informar a los locales, prometen muchas cosas, desde arreglar las calles a mochilas para los niños, pero al final todos los beneficios son para los que invierten”, apunta Reyes, quien inició el activismo ante la amenaza de la panificadora Nández de secar el río y saquear su territorio. 

Tras la instalación de empresas fotovoltaicas que acabaron con bosques autóctonos, de acuicultura como la cría de camarones que destruyó los manglares o los parques eólicos que afectan a la biodiversidad al secar acuíferos o desorientar a las aves, señalan que el cambio climático ya se aprecia con escasez de lluvias y temperaturas máximas de 45 grados. 

Al igual que su compañero, Ochoa, afirma saber lo arriesgado de actividad, “ser ambientalista en Honduras es peligroso, se persigue y muchos mueren, pero es necesario”. A los gallegos les recomienda que “no permitan la destrucción de la casa común” y que se cuiden de los megaproyectos que pretendan sobre explotar el territorio. 

Pescador artesanal y agricultor, Modesto cambió su actividad por la ecologista. “Lo importante es preparar a otras personas para que continúen cuando nosotros no estemos, es un riesgo, pero sin no lo asumimos, es difícil defender el medio; luchamos contra el poder económico y político, a quien lo paga con la vida; sin embargo, ha merecido la pena, ya que hemos consiguido pequeños logros”.

Después de décadas de implantación de empresas internacionales, advierte que “la contaminación no se les explica al pueblo, se les promete beneficios, pero al final las comunidades se quedan sin participación y pierden los recursos naturales de un territorio, antes de todos, ahora cercado que funciona como una propiedad privada”. Además de concienciación, reclama medidas legales a nivel internacional.n

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