La autovía A-55 entre Vigo y Porriño suma de media más de un centenar de accidentes al año, pero no hay constancia de que en lo que va de siglo se haya producido ninguno mortal en este tramo concreto, uno de los de mayor accidentalidad de la red viaria estatal. Lo que confirma que las medidas tomadas para reducir velocidad han funcionado, incluyendo el límite de 60 a 80 por hora desde la avenida de Madrid hasta el enlace con la A-52 y la controvertida proliferación de radares, también la más extensa de toda España: seis activos en apenas doce kilómetros, uno de ellos entre los cinco que más sancionan de todas las carreteras del país. En concreto, dos radares se sitúan en los puestos ocho y 32, correspondientes a los kilómetros 9 (el portal de descenso desde Puxeiros) y 11 (ascenso hacia Vigo, en las curvas de Tameiga). Durante 2022, sancionaron a 60.117 vehículos en la suma de ambos, un 5 por ciento más que el año anterior. No hay datos de 2023, pero con seguridad no serán inferiores, al incrementarse el tráfico.
Pero en cambio, la A-55 se ha convertido en un vial cada vez más peligroso en el otro tramo, entre Porriño y Tui, donde se acumulan los siniestros con fallecidos, hasta tres en poco más de un año, cuatro echando la vista atrás hasta 2021, lo que convierte en extremadamente peligrosa la conducción por una vía muy transitada, cada vez más, mientras la autopista AP-9, paralela, mantiene los aforos más bajos (6.000 coches al día). El último accidente mortal se produjo este pasado martes de noche, cuando una persona resultó fallecida en el kilómetro 21, donde colisionaron dos coches, a la altura de Budiño en dirección a Vigo. Uno de los vehículos quedó volcado lateralmente. Además, había una persona herida, pero rechazó ser trasladada. El choque inicial entre dos turismos causó que otros tres coches se viesen también implicados por alcance, aunque sin registrar más heridos.
Poco antes, en octubre del pasado año, era un joven de 26 años el que sufría un accidente fatal al volcar su coche en el mismo tramo, en concreto en el punto kilométrico 30, en un choque brutal que dejó destrozado el vehículo ante el impacto a gran velocidad. El mismo año 2023, y de nuevo entre Porriño y Tui, en concreto el kilómetro 22,5, era un hombre de 60 años el que perdía la vida, otra vez tras una colisión muy violenta, probablemente por la velocidad. Atrás, en noviembre de 2021, y una vez más en la A-55 entre Porriño y Tui, en concreto en el kilómetro 26, se registraba otra víctima mortal, el conductor de un camión, un nigranés de 62 años, que se salió de la autovía y chocó contra un poste. En esta ocasión, a consecuencia del golpe otros dos vehículos chocaron “de forma leve”, por lo que el incidente se saldó con un herido leve y tres personas ilesas.
En este segundo tramo de la A-55 hay un radar de control, al comienzo, en tanto que el resto de la autovía permite velocidades mucho más elevadas, hasta 120 por hora, con zonas de curvas muy pronunciadas y entradas y salidas contantes de vehículos, muchos de ellos pesados, hacia los dos polígonos empresariales del entorno de Budiño, lo que acentúa su peligrosidad.
Mos reclama una mejora urgente de la autovía
La Corporación de Mos, por donde cruza la autovía, aprobó recientemente por unanimidad una moción del gobierno local para solicitar al Ministerio de Transportes de forma “urgente” una solución para el mantenimiento de las autovías A-55 y A-52 y la liberación del peaje de la AP-9 hasta O Porriño. Todos los grupos instan a Transportes a llevar a cabo el “arreglo integral y urgente” de las carreteras. Reclaman la rehabilitación total del firme de la A-55 de Vigo a Porriño, con asfalto antirruido y antideslizante, así como el arreglo y mantenimiento de los carriles de incorporación y de servicio y la iluminación.
