VAL MIÑOR

La cuna de la cultura castreña en Galicia está en Chandebrito

Vista frontal de la muralla ubicada en la parte más alta de Chandebrito.
photo_camera Vista frontal de la muralla ubicada en la parte más alta de Chandebrito.
El castro ubicado en el núcleo nigranés se adelantó 200 años al resto de la comunidad, en donde había una intensa actividad comercial.
nnn Además de ser uno de los primeros asentamientos castreños de Galicia al situarse en el  S.VIII a.C., el castro de Chandebrito funcionó durante siglos como un epicentro comercial que se mantuvo hacia finales de su existencia emplazada en el S. I de nuestra era llegando incluso a formalizar transacciones  con los romanos del Guadalquivir. Teniendo en cuenta que este tipo de asentamientos están contextualizados entre los S. VI a. C. y V d. C., puede afirmarse que el ubicado en la cima más alta de Nigrán funciono como un referente para lo que vendría 200 años después en forma de civilizaciones distribuidas por multitud de puntos de la geografía gallega.
A lo largo de casi un milenio el complejo sufrió múltiples transformaciones, o al menos esto es lo que afirman con seguridad desde Árbore Arqueoloxía e Restauración Sociedade Cooperativa Galega, encargados de retomar en 2019 las excavaciones iniciadas con anterioridad, en 2008. Debido a los cambios políticos sufridos por aquel entonces la Comunidad de Montes optó por paralizar las prospecciones ante una inminente suspensión en la financiación de los trabajos. Algo que se retomó 11 años después de la mano de la Administración local gracias a los 31.556 euros procedentes del Plan Concellos. De hecho, fue en esta segunda fase cuando los arqueólogos sacaron una serie de conclusiones que van mucho más allá de lo que se pensaba inicialmente como la duración del asentamiento, enmarcada inicialmente entre el S.VI a.C y el II a.C, menos de la mitad de lo estimado en la actualidad. 
Las excavaciones rematadas en noviembre de 2019 abarcaron una extensión de 58 metros cuadrados realizados con sumo cuidado retícula por retícula, dejando al aire una estructura cerrada y restos de otras cuatro. Una técnica que les facilita trasladar con más precisión todos los elementos al papel. Durante el proceso hallaron multitud de objetos como husos de hilo,  lana y lino, piedras de afilar, piezas de metal, una cuenta púnica y miles de fragmentos cerámicos pertenecientes a diferentes momentos de la Historia, algunas de ellas, según explican desde el consistorio, con decoración profusa propia de las culturas fenicias y romanas del mediterráneo, que certifican las relaciones comerciales mantenidas con núcleos ubicados a más de mil kilómetros de distancia. 
Así, los trabajos concluyeron que la edificación recuperada constata un cambio de uso, es decir, que por lo que contenía estaba destinada a un uso de almacenaje y que en ese momento ya no funcionaba como una vivienda. Además las diferentes técnicas de construcción de sus muros es una muestra que a los arqueólogos les lleva a deducir que se trataba de una zona de aprovechamiento. El recinto ya está musealizado y cuenta con varios paneles explicativos que a su vez comparten espacio con los diferentes motivos construidos en la zona como homenaje a los incendios sucedidos en octubre de 2017 y por los que dos mujeres perdieron la vida. n   

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