La llegada de la nueva normalidad derivada de la crisis sanitaria vivida por la pandemia del coronavirus deja tras de sí un panorama de incertidumbre para el sector turístico, también en los alquileres estacionales de viviendas. El temor ante una nueva oleada de contagios y el desconocimiento de las medidas a adoptar en caso de que esto ocurra está provocando una baja en los arrendamientos de casas apartamentos previstos para el mes de julio en las localidades costeras de la comarca del Val Miñor y que se traduce en un porcentaje de ocupación que ronda el 30%, en el caso de Baiona, y un 50% en Playa América. Aun así las reservas en agosto están por encima del 90% en ambos municipios.
“Este año el boom son las casas con o sin piscina y pisos con terrazas amplias, una demanda que provoca su escasez y aumenta su valor”, explicaba Daniel Vicente de la Inmobiliaria Playa América que a su vez lo achaca al cambio de calles por reuniones de círculos cerrados por temor a contagios.
Bajón de reservas
El decreto de estado de alarma activado el pasado 14 de marzo provocó un bajón exponencial en reservas al mismo tiempo que se dispararon las cancelaciones de las ya realizadas, hasta el punto de algunas de las agencias pasaron de contar con previsiones muy alentadoras a quedarse con las manos vacías. Profesionales del sector explicaron a este diario que la tendencia a la baja se extendió hacia finales de mayo, momento en el que se empezó a ver luz al final del túnel con la reducción de contagios en la gran parte de los puntos de la geografía nacional. A partir de aquí detectaron un cambio moderado en la trayectoria aunque situándose por debajo de los niveles de 2019. “Si tenemos que hablar de porcentajes podemos asegurar con certeza que este año registraremos un 60% menos de ocupaciones respecto al mismo periodo del año pasado”, afirma Candela Cabello de la Inmobiliaria Tierra Mayor de Baiona. Pese a todo, uno de los puntos positivos destacados desde la entidad ubicada en la villa marinera, es un cambio de tendencia en cuanto a la duración de los alquileres que en este caso se prolongan más en el tiempo. “Estamos detectando que los que anteriormente lo hacían por días ahora vienen mínimo una semana, una quincena o incluso un mes completo”, aclaró Cabello. La explicación aquí reside en que los que provienen de grandes ciudades tuvieron que soportar varios meses de estricto confinamiento y en estos momentos tienen verdadera ansia por escapar de las urbes, además de que los precios finales en proporción resultan más asequibles.
En Playa América, más barato
A la hora de establecer un importe por el arrendamiento de viviendas cabe destacar que las diferencias respecto a 2019 apenas superan en 100 euros la quincena, aunque los gerentes de las agencias consultadas coincidieron en que “es un error establecer un precio medio de alquiler sin tener en cuenta condicionantes como su situación, año de construcción o complementos como garaje o terrazas”. Y es que según explicaron no se debe evaluar los precios solamente por el tamaño de la vivienda o el número de habitaciones. “Es una práctica muy extendida”, reiteraron.
Aun así y en base a las agencias consultadas la localidad con las rentas más altas sería Baiona y las más bajas en zona costera se sitúan en Playa América.
De este modo un alquiler de un piso de dos habitaciones en una zona céntrica y sin vistas al mar puede rondar los 2.400 euros en el caso de la villa y en torno a 2.850 mensuales con un dormitorio más. En un importe intermedio se sitúa Panxón en donde un apartamento similar asciende a 1.700 y 2.000 euros para julio y agosto, respectivamente, mientras que la opción más económica estaría en Panxón con un precio aproximado de 1.500 y 1.800 euros.
