Uno de los principales motores económicos de Nigrán en la actualidad es el turismo, de eso no hay duda, pero un siglo atrás cuando el filántropo Manuel Lemos, un miñorano que hizo fortuna en Argentina tras fundar la empresa vinícola 'Bodega La Superiora', se propuso la creación de una gran urbanización de veraneo destinada a las clases altas de la sociedad, el municipio se nutría además del campo o la pesca de una actividad muy diferente y que hoy en día mantiene una pegada muy grande en la localidad. Una huella que en la actualidad se traduce en la toponimia local. Así, denominaciones como 'Telleiras', 'Fornos' o 'Barreira' dan muchas pistas pero existen más, pese a formar parte ya del catálogo de nomenclaturas pasando desapercibidas para muchos y lo cierto es que los primeros vestigios de explotación cerámica en la localidad se remontan a la época de los romanos.
Un estudio realizado entre 2006 y 2007 por al arqueóloga municipal de Baiona, Rosa Villar Quinteiro, lo evidenció, en concreto en el solar que hoy alberga la residencia para mayores Stella Maris en la rúa Tomás Mirambell, Panxón. En documento elaborado por Quinteiro sitúa el complejo entre los S. I y II dC y que pudo funcionar hasta el S. V constatando una intensa actividad, que se alimentaba de lenguas de arcilla extraída de lugares cercanos como Patos.
Este contexto se mantuvo vivo en el tiempo pero en la década de los 40 vuelve a saltar a la palestra con la implantación de pequeñas industrias que poco a poco van mecanizando el sector y surge la figura de José Mª Álvarez Blázquez, integrante de la generación de 1936, aunque el diario 'El correo de Galicia' de septiembre de 1910 ya habla de 'mujeres de Baredo doblegadas con la carga de leña, combustible para las tejeras (telleiras) de Nigrán'. Blázquez fundó un horno en 1941 y cuatro años más tarde, en el 45, saltó por los aires debido a una negligencia técnica. El máximo exponente del pasado cerámico de la localidad se sitúa en pleno corazón del camping nigranés en forma de chimenea. La construcción de más de 30 metros de altura se conserva intacta y en ella rezan la siglas CENIR, Cerámicas de Nigrán Reunidas, fundada hacia 1947 por Suárez Eire y Leovigildo E. Blanco que se dedicaba la fabricación de piezas para la construcción. La asociación 'Vigo Industrial', que recoge amplia documentación al respecto deja en el aire que se asentase sobre la explotación de Blázquez ya que su maltrecha industria fue adquirida por ellos en ese mismo año. Funcionó hasta 1972 pasando por varios procesos de modernización y reconversión además de conflictos vecinales y con el Concello. Contaba con mucha maquinaria como mezcladoras, secadoras, un gran horno o camiones, entre otros. Se asentó en un terreno de 7.500 metros cuadrados y contaba con 8 naves y se cree que funcionaba alimentada por energía eléctrica. La extracción de arcilla se realizaba los alrededores. Se obtenía el compuesto común, caolín y arena de las dunas de Gaifar y unas obras en una parcela cercana a la chimenea dejaron al descubierto unos hornos cuya fecha está por determinar pero se cree que muy antiguos.
Álvarez Blázquez y su relación con cenir
La asociación 'Vigo Industrial' que tiene como objetivo inventariar el patrimonio industrial de la ciudad y alrededores deja en el aire que la construcción del complejo perteneciente a Cerámicas de Nigrán Reunidas S.L.se asentase sobre la fábrica fundada por el escritor Jose Mª Álvarez Blázquez. Lo cierto es que los empresarios que crearon la empresa que estuvo en activo durante 25 años adquirieron la maltrecha planta a Blázquez en 1947. Este la fundó en el 41 y la documentación existente recogida por la agrupación viguesa afirma que el negocio iba viento en popa hasta que la contratación de un trabajador que falsificó el título de ingeniero causó una gran explosión en 1945 por una mala praxis. Sin embargo fuentes cercanas a la familia indican que tras varias investigaciones llegaron a la conclusión de que la de Blázquez se encontraba más hacia la zona de Ceán que en donde se encontraba instalada CENIR. Un hecho que lleva a pensar que son lugares diferentes.
