Era el día clave. El de la consagración, el de la hazaña, el de la épica, el de la historia particular. Pero no lo fue para Martín de la Puente, que terminó su participación en los Juegos Paralímpicos de Tokio con la satisfacción del deber cumplido, pero con la sensación de quedarse cerca, muy cerca de romper todas sus barreras. No era favorito en ninguno de los dos encuentros y, desgraciadamente para el vigués, los pronósticos se cumplieron y quedó apeado del cuadro individual en octavos de final y del de dobles, en cuartos.
Comenzó De la Puente el día con una derrota ante el francés Stephane Houdet, el número seis del ránking mundial, por 6-3 y 6-0. Dio la cara en el primer parcial, que se extendió hasta los 48 minutos de juego, pero careció de respuesta en el segundo, en el que se impuso el galo con facilidad, quizás demasiada. El olívico ocupa la undécima posición del mundo.
Con poco tiempo para el descanso, De la Puente, junto a Dani Caverzaschi, se enfrentaba de nuevo a Houdet, que estaba acompañado por Nicolás Peifer. Los galos comenzaron el torneo olímpico como el segundo dúo favorito, mientras que el español era el séptimo. Por lo tanto, el duelo se presumía igualado y con el premio gordo de acceder a las semifinales. Es decir, de acariciar la medalla.
En este caso, el encuentro resultó duro y ajustado. Se resolvió para los franceses por 6-3 y 6-4 tras un partido largo, que se marchó hasta casi las dos horas a pesar de no alcanzar tres sets. Esto indica la dureza de un enfrentamiento, que terminó con la eliminación del vigués. De la Puente vivió una jornada intensa y también complicada. En dobles, el olívico tenía una fundada esperanza de llegar a las medallas, pero se escapó la opción.
Por el contrario, su compañero Dani Caverzaschi sí tuvo una alegría porque, pesa a la derrota en el encuentro de parejas, pudo pasar ronda en el cuadro individual al derrotar al belga y tercer favorito Joachim Gerard (6-3, 6-4). Mantiene la esperanza de pelear por los metales. Superó las expectativas iniciales.
