La digitalización es, desde hace años, un elemento definitorio de economías y empresas innovadoras, además de asentar las posiciones geoestratégicas de los países que las lideran. Las tecnologías emergentes como la inteligencia artificial o la Web3 están modelando una nueva fase de la digitalización que se expande de manera transversal en la economía y sociedad, alcanzado a las pequeñas y medianas empresas, que deberán adaptarse rápidamente a esta integración para seguir siendo competitivas.
Además, la transformación digital también está condicionando al comercio de proximidad en su capacidad para crecer, impulsar su eficiencia y productividad, e incluso internacionalizarse. El informe “Tendencias digitales 2024 para el crecimiento de la pyme”, publicado en diciembre por la organización empresarial española de economía digital Adigital, destaca que el último Informe de 2023 sobre el estado de la Década Digital de la Comisión Europea consolida a España como una de las principales economías de la UE en digitalización y conectividad.
España está a la vanguardia del despliegue de fibra, digitalización de los servicios públicos o a la apuesta por el talento digital y es el cuarto país de la UE en competencias digitales avanzadas. Por lo general, y según fuentes como la OCDE y el Banco de España, las pequeñas y medianas empresas tienen mayor dificultad para acometer su transformación digital que las compañías de mayor tamaño. Aun así, la mayoría de las pymes españolas, el 68%, cuentan con un nivel básico de digitalización (69% de media en la UE), pero están rezagadas en adopción de tecnologías más avanzadas: apenas un 8% de las empresas españolas aplica inteligencia artificial, solo el 9% utiliza big data, y un 27% ha adoptado el cloud, según el Índice de Economía y Sociedad Digitales (DESI) de 2023.
