El verano es una de las épocas del año en las que más aumentan los ataques de suplantación de identidad con el método phishing, unas prácticas delictivas que con las que los delincuentes intentan robar los datos de los usuarios, ya sean contraseñas o números de tarjetas de crédito.
Con este proceso, los ciberdelincuentes se hacen pasar por una persona de confianza, empresa conocida o firma bancaria para intentar engañar a los usuarios. Incluso en ocasiones sustituyen a una red social o empresa de transporte, con el pretexto de volver a conectarse a la base de datos o de tener a la espera un paquete. La manera de actuar es sencilla: estas redes delictivas mandan un email o SMS con un enlace malicioso para que el usuario haga clic en él, con este enlace se puede causar la congelación del ordenador, revelar información confidencial o instalar un malware (programas espía).
Este sistema es relativamente sencillo y fácil de usar, y empresas especialistas en protección digital como SPI Tecnologías recomiendan a los internautas extremar las precauciones para evitar el robo de identidad digital, de fondos y datos económicos o la realización de compras no autorizadas.
Dentro del phising hay, principalmente, dos tipos de ataques: los ataques informáticos que tienen como objetivo una persona o empleado específico de una compañía que buscan recopilar información a través de un enlace con el que acceder para robar la información, y que está camuflado entre información que parece real.
Por otro lado, hay organizaciones muy especializadas que recorren internet con objetivos muy concretos para obtener grandes beneficios. La caza de ballenas digitales hace referencia al tamaño del ataque, pues estos fraudes se focalizan en los altos directivos o propietarios de grandes empresas. El fin es el mismo que en los otros métodos, pero más difíciles de que se lleven a cabo al tener estas corporaciones una mayor seguridad digital.
