Lisboa se ha convertido en esta última semana en la capital católica a nivel mundial, con las Jornada Mundial de la Juventud 2023 (JMJ), que comenzó el día uno de agosto. Se espera que al encuentro católico que se celebra cada tres años acudan cerca de un millón de jóvenes, incluyendo el propio Papa Francisco, al cual pudieron conocer en el día de ayer.
Carla, de 14 años, y Andrea y Pedro, de 17, son tres jóvenes vigueses que tuvieron la suerte de acudir a este especial evento religioso, junto con más de 75.000 españoles. Los tres se hospedan en un colegio de la capital lusa, en el que se han instalado a modo de camping con esterillas y colchones, en compañía de otras diócesis de España y de Brasil. En una experiencia tan intercultural como esta, Carla expresa su felicidad al acudir al evento. “No sabía que había tantos jóvenes que creyeran”, confiesa. Además, al igual que Andrea y Pedro, explica que se siente “liberada”, ya que puede hablar de lo que más le gusta sin ser juzgada: la religión.
Al fin y al cabo, esto es lo que une a todos estos jóvenes creyentes, aunque no todo es rezar en la JMJ. Los tres visitaron Faro antes de asentarse en Lisboa, pasaron por numerosos monumentos portugueses y hasta acudieron a un multitudinario concierto de la banda religiosa Hanuka. Sin embargo, los tres coinciden en que el momento estrella de su viaje es el poder conocer al Papa Francisco, al que Andrea, si tuviera la oportunidad de poder hablar con él, le gustaría agradecer por su labor “y no rendirse para que haya gente como nosotros”.
Movidos por la fe a la JMJ de Lisboa 2023
Desde bien pequeños han vivido la fe desde cerca, educados por su familia sobre la religión. A medida que fueron creciendo, encontraron su propio camino dentro del catolicismo. Carla realizó su confirmación este año y decidió apuntarse a la JMJ gracias a otras cuatro personas de su parroquia que la animaron a ir, apoyada, por supuesto, por su familia.
Pedro, por otra parte, decidió formar parte de la experiencia con su grupo de amigos de la parroquia con el deseo de ver en persona al mismísimo Papa. Una vez comenzadas las jornadas, afirma que le han ayudado a sentirse “muy bien conmigo mismo”.
Después de tres días, con otros tres por delante, el objetivo común de estos jóvenes vigueses reside en fortalecer y aumentar su relación con Dios y su propia creencia. A su vez, también esperan mantener las numerosas amistades que han conocido durante estos días, algunas internacionales, con las que sin duda han compartido momentos inolvidables, incluyendo todos los que les quedan por vivir en los próximos días. “Conocer a gente de otros países con los que compartes algo tan importante como esto, que supera todas las barreras culturales y lingüísticas, es impresionante”, declara Clara. Andrea, además, siente que “al ser todos cristianos, nos llevamos como si nos conociéramos de toda la vida”.
