La tecnología, la puerta para saber los secretos del cerebro

Una persona se somete a un tratamiento cerebral.
photo_camera Una persona se somete a un tratamiento cerebral.
Los últimos avances en IA permitirán abordar enfermedades para las que hoy no hay solución

Los últimos avances, junto a las iniciativas que se pusieron en marcha para entender el cerebro y un nuevo aliado -la inteligencia artificial-, abren una década de enormes expectativas sobre la posibilidad de trasladar a la sociedad los beneficios de la neurotecnología y abordar enfermedades para las que hoy no hay solución.

En Lausanne, un neerlandés de 40 años que perdió la movilidad en las piernas en un accidente hace más de diez años, volvió a caminar gracias a la primera conexión hombre-ordenador entrenada con IA para recoger estímulos cerebrales y traducirlos en datos digitales y después en movimiento, un avance sin precedentes en el ámbito de la cirugía neuronal.

Pero durante los últimos meses se descifraron también el habla y las imágenes que se pueden ver a través de la descodificación de la actividad cerebral utilizando escáneres de resonancia magnética, o comenzó a comercializarse el primer exoesqueleto pediátrico -desarrollado por la científica española Elena García Armada- y que facilita la movilidad a niños afectados por una parálisis cerebral o una atrofia muscular espinal.

Dos expertos analizan algunos de los desarrollos tecnológicos más esperanzadores o las posibilidades que brinda la IA al sector de la neurobiología. También los riesgos, si no se pone coto, de una tecnología disruptiva cuando interfiere en el órgano que rige la mente y todas las propiedades mentales. 

El neurobiólogo Rafael Yuste, catedrático en la Universidad de Columbia (EEUU), es uno de los “padres” del proyecto “Brain” que impulsó la administración de Barack Obama y que aglutina los esfuerzos de más de 500 laboratorios de todo el mundo. Antonio Oliviero es jefe Neurología en el Hospital Nacional de Parapléjicos (Toledo), el hospital de referencia en España para el tratamiento de la lesión medular. 

LAS VALORACIONES

Los dos coinciden al subrayar las bondades de la IA en este campo y al subrayar que cualquier tecnología es neutra y depende del uso que se haga de ella. También en que no es momento de pausar ni ralentizar ninguna tecnología y en que todas son necesarias para afrontar los grandes desafíos de la medicina. “El cerebro no es un órgano más del cuerpo, sino el que genera todas nuestras propiedades mentales y cognitivas; al entender cómo funciona nos entenderemos a nosotros mismos por dentro científicamente por primera vez”, manifestó Rafael Yuste, y se mostró convencido de que la IA puede ser una herramienta fundamental para ese entendimiento y para trasladar a la sociedad todos los beneficios científicos, clínicos y económicos de la neurociencia y la neurotecnología.

Y apuesta por encauzar el desarrollo de esa tecnología de una forma “sólida” pero siempre dentro de valores humanísticos y anclada en los derechos humanos, “porque así podría ser una de las mayores fuerzas de bien en el mundo”.

Entre los avances más prometedores de los últimos meses cita la posibilidad de descifrar el habla y las imágenes a través de la descodificación de la actividad cerebral con escáneres de resonancia magnética, un trabajo que puede abrir el camino para comunicarse con pacientes con parálisis, con ictus o con alzhéimer. “Para millones de pacientes es un rayo de esperanza. Pero esto tiene que ser hecho respetando la privacidad mental y sin salirse de estrictos protocolos de seguridad”.

Yuste se refirió a la necesidad de expandir los derechos humanos para incluir la protección de la actividad cerebral con “neuroderechos” que garanticen que no se puede ni descodificar ni manipular la actividad cerebral de las personas, y aplaudió la creación de Spain NeuroTech para avanzar en la investigación en este campo y encauzar el desarrollo de la neurotecnología “de una manera ética, dentro de un marco fuerte de derechos humanos en la era digital”.

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