¿Por qué es tan difícil atajar los botellones en pandemia?

Un grupo de jóvenes realizando un botellón en Barcelona.
photo_camera Un grupo de jóvenes realizando un botellón en Barcelona.
El buen clima del verano y el bajo poder adquisitivo de los jóvenes se alían para propagar el covid

Manuel Herrera, doctor en sociología y docente del Máster Universitario en Intervención Social en las Sociedades del Conocimiento de la Universidad Internacional de La Rioja, explica que el botellón como fenómeno sociológico está asociado a la cultura juvenil y surge en España a principio de los 90 como espacio de socialización al margen de los horarios reglados y los tiempos estandarizados. 

En su opinión, en España ha calado profundamente por el clima y la permisividad con respecto al alcohol, “pero también por la mayor sociabilidad que tiene la juventud española, que es mucho más expansiva y abierta” que en países del centro o norte de Europa.

Señala también un componente fundamentalmente económico, ya que “los escasos recursos de los jóvenes les obliga a buscar espacios de diversión lejos de donde tengan que pagar por una copa unos precios que se salen totalmente de sus presupuestos”.

Asimismo, ve un “elemento cultural, porque es un espacio de compartir, un espacio generalmente nocturno en el que esas tribus urbanas sacan todo el mundo vital que llevan dentro”, además de que “en una sociedad individualista como la nuestra, fenómenos como el botellón, que tienen un carácter colectivo, sirven como instrumento para construir ese nosotros compartido que dentro de la juventud adquiere una especial importancia”.

Los grandes olvidados

Para el psicólogo Enric Valls, los jóvenes “sienten que han sido los grandes olvidados de la pandemia” y ahora ven que son “el centro del foco” en una actividad que para ellos es “un modo de socializar, de conocer gente, de reforzar el sentimiento de pertenencia, de olvidar las penas del día a día”.

Valles indica que los botellones cada vez “están más en auge como forma de relacionarse” a pesar de la pandemia porque la etapa de la adolescencia se vive como una época de grandes cambios con un sentimiento de “omnipotencia” y sin percepción del riesgo.

“Se creen superhéroes” y “se apuntan al botellón pensando que no van a enfermar y no les va a pasar nada”, a lo que hay que unir que “se ha implantado la creencia de que para pasarlo bien hay que consumir alcohol”, asegura.

El concejal de Protección Ciudadana del Ayuntamiento de Valencia, Aaron Cano (PSPV), alerta de que si no hubiera vacuna contra el coronavirus, lo que está pasando actualmente “convertiría la ola de las pasadas navidades en una broma”. Admite que no se puede controlar “que la gente salga de sus casas”, y opina que “es demasiado” dar a la Policía Local la responsabilidad de evitar los contagios por botellón y que debe recaer en cada persona.

La falta de preparación de las policías agrava más el problema

El catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo Francisco Bastida considera “complicado”  conciliar el botellón con el derecho de reunión y estima que debe salvaguardarse este derecho pero con limitaciones, especialmente en pandemia por las aglomeraciones de personas que deben guardar distancias de seguridad.

Sobre las sanciones, recuerda que las ordenanzas municipales aplican un principio general de presunción de veracidad de los agentes de la autoridad, pero comparte la opinión de muchos jueces que, cada vez con más frecuencia, exigen en las sentencias que los policías aporten los medios de prueba necesarios para demostrar que se está actuando de manera ilícita. Asimismo, opina que prohibir el consumo de alcohol en público no es inconstitucional, porque se fundamenta en razones de salud pública.

En cuanto a la capacidad de los distintos cuerpos policiales para actuar contra los botellones, Albert Palacios, portavoz del sindicato policial USPAC, que representa a Mossos d`Esquadra, alerta de la dificultad para hacer cumplir medidas como el toque de queda ante la “gran avalancha” de gente que prevén en las calles.

“No creo que estemos suficientemente preparados como cuerpo de Mossos d`Esquadra, ni tampoco están preparadas las policías locales, ante la avalancha de gente que puede haber en la calle, a veces no se les hace caso a los agentes”, señala Palacios, quien afirma que  ahora hay quienes “quieren salir” tras sufrir casi un año y medio de restricciones.

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