Sociedad

"Hackers", el empleo más solicitado en ciberseguridad

Una hombre trabaja con su ordenador portátil desde su casa.
photo_camera Una hombre trabaja con su ordenador portátil desde su casa.
En España hay cerca de 29.000 profesionales en este sector, pero en realidad se necesitan 122.000

"Cazamos donde podemos, levantando las piedras y buscando en el desierto si hace falta". José Rosell tiene una empresa de 450 trabajadores y le cuesta encontrar empleados. Se dedica a la ciberseguridad, una profesión con mucha demanda, poca oferta y menos paro. Salvaguardar la seguridad en internet es una necesidad relativamente nueva que sufrió una explosión en los últimos años, avivada por la pandemia. Un nicho de empleo donde se rifan a los profesionales, los "pescan" desde el extranjero y en el que las universidades se van poniendo poco a poco las pilas.
El fenómeno traducido en datos apuntala lo que perciben empresarios, profesores y trabajadores. Según el estudio de 2020 de referencia en este campo, el del consorcio estadounidense ISC, en España hay actualmente alrededor de 29.000 profesionales en ciberseguridad, pero se necesitan cuatro veces más, 122.000. Y eso tiene una consecuencia: "Estamos luchando por el talento a calzón quitado, como podemos", reconoce Rosell, socio director de S2 Grupo, una empresa española fundada en 2004 que tuvo que crear una "universidad interna" para formar a expertos y pescar así en su propio caladero. La llaman Enigma y en ella sus empleados enseñan durante un año a recién licenciados de carreras técnicas, sobre todo ingenierías. "Nos hemos quedado con el cien por cien" de esos becarios-alumnos, explica el empresario, para quien las universidades no dan a las empresas los especialistas que necesitan. "Falta talento por todas partes".

El covid disparó los ataques

Hablar de ciberseguridad, resume Rosell, es pensar en cómo "abusar" de la tecnología, que es precisamente lo que hacen "los malos", para poder luchar contra ellos, en un contexto donde los ataques por internet no bajan sino todo lo contrario. "Con el teletrabajo, de la noche a la mañana es como si hubiésemos abierto las puertas de nuestras casas y las dejáramos abiertas de par en par. ¿Qué hace entonces un ladrón? No da abasto, no tiene recursos, están encolando los objetivos", ilustra.
Los ataques se han ido refinando y redirigiendo a lo largo de los años, apunta Victor Villagrá, dedicado a formar "hackers" como director del Máster en Ciberseguridad de la Universidad Politécnica de Madrid. Todo empezó, recuerda, con la criptografía (cifrado de las comunicaciones) como una rama casi "esotérica" de las matemáticas, hasta que eclosionó internet y se comenzaron a atacar ordenadores para robar información. Y todo cambió a partir de 2010, cuando Irán sufrió un ataque histórico que logró inutilizar sus centrales nucleares. Se podían manipular ordenadores conectados a infraestructuras críticas y convertir en palpable una amenaza.
"El papel del 'hacker' romántico ya no existe, ahora son ataques de grupos organizados criminales con, por ejemplo, "ransomware", y también ataques gubernamentales con motivos estratégicos o políticos", resume el profesor. Para combatirlos, Villagrá forma a unos 30 alumnos al año. Su universidad es una de las que ofrecen 71 posgrados en esta materia, aunque tanto él como Rosell indican que la ciberseguridad debería ser una asignatura troncal en las carreras técnicas.

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