Fiesta de la Coca

La magia y la tradición se unen en Redondela en la Danza de las Espadas

Debido a la lluvia, los bailarines de la Danza de las Espadas se reunieron en la Feira do Gando para ensayar.
photo_camera Debido a la lluvia, los bailarines de la Danza de las Espadas se reunieron en la Feira do Gando para ensayar.

Este baile, que lleva 60 años sin sufrir modificaciones, capta cada vez a más jóvenes que buscan celebrar la muerte de “la Coca”

La Fiesta de la Coca es el culmen de las celebraciones populares de Redondela. Cada año, con motivo de este festejo un grupo de 21 jóvenes, con edades comprendidas entre los 16 y 30 años, se reúnen en las principales plazas de la villa para celebrar la muerte de “la Coca”, aquel terrible dragón que habitaba San Simón y que raptaba a las jóvenes redondelanas.

Pero esa danza, con la que los mozos de la villa crean figuras a un ritmo frenético, requiere de meses e incluso años de preparación. “Ensayamos dos meses y medio antes de la Fiesta de Coca incrementándolo a dos o tres días a la semana en las semanas previas a la celebración”, explicó Kiko López, uno de los directores de la danza quien aseguró que los hacen de forma “bastante fiel a lo que heredamos, sin hacer cambios”, algo que sucede desde hace más de 60 años.

López también narró como este baile atrae cada vez a más jóvenes. “Antes, cuando yo bailaba, los bailarines se ‘jubilaban’ con más de 30 años. Ahora hay una gran demanda de participación en la danza por lo que la gente se está retirando sobre los 27 o los 28 años”.

La preparación es un tema clave. “Los primeros días nos vamos preparando y enseñamos a los nuevos, que cada año vienen como dos o tres. Empezamos haciendo unas pocas figuras e insistimos en las partes donde fallamos. A medida que la cosa mejora avanzamos hasta hacer la danza entera. Vamos progresivamente porque es un baile muy físico y llegar el primer día y hacerlo entero es complicado”, aseguró López.

Sobre el por qué de esta atracción hacia el baile Thomas Schwarz, actual “líder” de los bailarines, expresó que, en su caso, su atracción  por la Danza de las Espadas viene de cuando era pequeño. “Mi hermano toca el tambor en la banda de la danza desde hace 20 años, y desde pequeño siempre iban con él. Veía los bailarines y decía, ‘quiero ser como este chico de mayor’ y ahí supe que cuando llegase el momento iba a meterme ahí dentro.”

Sobre la dificultad del baile Schwarz comentó que “la danza es bastante simple porque es un paso fijo que se repite continuamente. Lo dificil es saberse el orden de las figuras y las castañuelas porque al principio llevar el ritmo de los pies y manos pensando en las figuras es complicado, pero con la práctica y los años se lleva”. 

Unión de Penlas y Burras

La otra pieza clave de la Danza de las Espadas son las Burras y las Penlas. Tania Aguilera se unió a esta tradición hace 13 años. “Estaba haciendo un servicio de Protección Civil y me cuadró cubrir la Coca. Nunca me tocara estar en medio del baile y viéndolas bailar y me enamoré”, explicó la redondelana, quien insistió en la importancia del compromiso con esta danza. “Estamos buscando relevo, pero es complicado. No es cuestión de venir y probar. Aquí te tienes que estar implicado viniendo cada año y demostrando que no estás solo para bailar”.

Aguilera comentó la importancia de crear un vínculo con las Penlas, niñas que suelen rondar los 5 años (además de pesar entre 18 y 25 kilos) y que deben bailar sobre sus hombros. “Si la niña tiene miedo no se fuerza. Son ellas las que deciden si van a bailar y si quieren hacerlo o no”.

“Las niñas que aguantan arriba, que no tiene miedo son las que vienen a ensayar. Una vez empezamos, practicamos una hora. En unos 10 o 15 minutos ponemos una canción que enseña a las niñas lo que se hace arriba, el baile de las Penlas, y es aquí donde se ensayan los movimientos y colocaciones que harán. Una vez las niñas lo tienen mecanizado y bien integrado empezamos a subirlas arriba viendo la colocación de las piernas y más al principio, con los giros. Ahí es cuando empezamos a ensayar duramente, unos 20 minutos”, explicó la Burra.

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