VIGO

El Schindler luso: la vida de "un hombre bueno"

El nieto de Sousa Mendes cree que representa el espíritu de su país 

  "Mi abuelo siempre dijo que más importante que obedecer una orden es defender valores más elevados, como puede ser la vida", explica António de Sousa Mendes, nieto del cónsul portugués en Burdeos durante la II Guerra Mundial que salvó a unas 30.000 personas de morir en los campos de concentración nazis. El Instituto Camoes dedica una exposición a la figura de este hombre que se enfrentó al régimen salazarista para hacer lo que le dictaba su conciencia y que murió apartado de su cargo y condenado al ostracismo por el gobierno de Oliveira Salazar. Su figura sólo fue recuperada en los años ochenta, creándose en el año 2000 una fundación a cuya junta directiva hace parte su nieto.
Los recuerdos que guarda del diplomático son "lejanos porque murió cuando yo apenas tenía 4 años", pero recuerda lo que se hablaba en la casa de cómo había dado visados a muchas personas para que pudieran huir a Portugal y desde allí a otros países".  A lo largo de su vida, Antonio de  Sousa Mendes ha coincidido con algunas de aquellas personas que su abuelo dio otra oportunidad para seguir viviendo. Uno de ellos fue Otto de Habsburgo-Lorena, primogénito del último emperador de Austria y  parlamentario europeo, quien impulsó un homenaje en el Parlamento Europeo y quien animó al Gobierno portugués para recuperar la memoria de un hombre "bueno y justo. Un tipo de persona muy necesaria y que es un orgullo para mi país. Un verdadero representante del espíritu portugués", explica mientras recorre la exposición en la que  se puede conocer la vida de un hombre que arriesgo carrera y bienestar "porque para él era más importante ayudar a quienes estaban en peligro que las consecuencias que podría tener". n

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