Una ce las citas tradicionales de la Navidad viguesa reconstruyó la aldea de Judea con la participación de 76 voluntarios
nnn El belén viviente de la Asociación Galega San Francisco cumplió ayer la mayoría de edad tras 18 años de acudir a su cita anual con todos los vigueses con una de las representaciones más importantes de estas fechas. El acto tuvo lugar ayer por la tarde y al mismoasistió numeroso público. En esta edición tan especial intervinieron 76 personas, de las que 62 tienen algún tipo de discapacidad intelectual y sensorial y la colaboración de monitores y voluntarios de la asociación.
Todos los años algo cambia en el Belén. Pequeños detalles que hacen que “siempre sea diferente. Además, siempre procuramos que vayan rotando los personajes, aunque hay alguno que dice que no quiere, que se siente muy bien con lo que hace”, explicó catalina Conde, directora del centro, poco antes de comenzar la función.
En esta ocasión, y como ya es habitual hace años, la aldea se ha construido con materiales reciclados, y en la misma no falta detalle. Una fuente con agua, el río plateado y el horno de leña donde los panaderos elaboran el pan. Y para completar el cuadro, los tenderetes de los mercaderes, los peces de los pescadores y las ovejas de algodón que pastan en un prado de hojas procedentes del invernadero de la asociación.
Entre los proyectos que acarician desde esta institución está “introducir un nuevo concepto en la próxima edición. Ya que hemos cumplido la mayoría de edad, ahora toca renovarse para seguir siendo un referente de la Navidad en Vigo”.
El belén ocupa el hall de las instalaciones que esta asociación tiene en Coia, 600 metros cuadrados transformados en una verdadera aldea de la Judea del siglo I.
La ceremonia contó además con la celebración de la Liturgia por el padre Carlos Antonio Ortiz, franciscano-capuchino y guía animador emérito de Peregrinos en Tierra santa que durante años dirigió el centro e impulso del belén. Ortiz es además el impulsor del belén, siendo este sacerdote quien decidió hace 18 años iniciar en el centro una tradición íntimamente relacionado con la orden fransciscana. Al finalizar el acto, se pudo visitar el museo de Tierra Santa y la historia de ediciones anteriores que se encuentran en el centro. n
Todos los años algo cambia en el Belén. Pequeños detalles que hacen que “siempre sea diferente. Además, siempre procuramos que vayan rotando los personajes, aunque hay alguno que dice que no quiere, que se siente muy bien con lo que hace”, explicó catalina Conde, directora del centro, poco antes de comenzar la función.
En esta ocasión, y como ya es habitual hace años, la aldea se ha construido con materiales reciclados, y en la misma no falta detalle. Una fuente con agua, el río plateado y el horno de leña donde los panaderos elaboran el pan. Y para completar el cuadro, los tenderetes de los mercaderes, los peces de los pescadores y las ovejas de algodón que pastan en un prado de hojas procedentes del invernadero de la asociación.
Entre los proyectos que acarician desde esta institución está “introducir un nuevo concepto en la próxima edición. Ya que hemos cumplido la mayoría de edad, ahora toca renovarse para seguir siendo un referente de la Navidad en Vigo”.
El belén ocupa el hall de las instalaciones que esta asociación tiene en Coia, 600 metros cuadrados transformados en una verdadera aldea de la Judea del siglo I.
La ceremonia contó además con la celebración de la Liturgia por el padre Carlos Antonio Ortiz, franciscano-capuchino y guía animador emérito de Peregrinos en Tierra santa que durante años dirigió el centro e impulso del belén. Ortiz es además el impulsor del belén, siendo este sacerdote quien decidió hace 18 años iniciar en el centro una tradición íntimamente relacionado con la orden fransciscana. Al finalizar el acto, se pudo visitar el museo de Tierra Santa y la historia de ediciones anteriores que se encuentran en el centro. n