Con la mitad de la sala de lectura del Centro Social se pretende construir un vestuario para las mujeres de la Policía Local
El edificio del Centro Social de Cangas, cedido por la Xunta al Concello en 2016 para uso sociocomunitario, perderá parte de la sala dedicada a la lectura (aunque aparece indicada como biblioteca nunca se le dio este uso) para uso de la Policía Local. El gobierno local tiene intención de derribar la pared que separa las actuales dependencias de la Jefatura con esta habitación, situada en la primera planta del inmueble, justo encima de la comandancia, donde antes la consellería de Política Social impartía la clase de risoterapia y que actualmente se utiliza para que los mayores hagan pilares y otras actividades.
Esta idea, la de tirar el muro de separación, ya se tuvo tiempo atrás pero finalmente quedó en un cajón. El objetivo, a día de hoy, es construir allí un vestuario para uso de las mujeres que forman parte de la plantilla de la Policía Local. Aunque la idea inicial del tripartito era ocupar todo el salón, finalmente las quejas se lo impidieron y se las tendrán que arreglar solo con la mitad de la estancia. La otra parte seguirá quedando para los talleres, aunque de una forma mucho más reducida. Las obras podrían realizarse a lo largo del mes de febrero, según afirman fuentes de solvencia de la entidad municipal.
Lo que sería una simple reforma para ampliación en pro de la igualdad y de la comodidad para las agentes del cuerpo de seguridad local, tiene su aquel y no se quedó exenta de polémica. El desdoble de las dependencias en marzo de 2020, en plena pandemia del Covid-19, de la planta baja del edificio del Concello al Centro Social fue argumentando por el ejecutivo local del fallecido Xosé Manuel Pazos con que así se daría una mejor respuesta a los contagios dado el escaso espacio que la plantilla tenía en la planta baja del edificio principal del Concello.
Sin embargo, esto no convenció ni gustó en las filas de la oposición, tampoco a parte de su propio gobierno local del momento, aunque la condición de cesión temporal dada la excepcionalidad del Estado de Alarma mientras no se encontrase otro lugar mejor acabó calmando las críticas. Pocos meses después llegó la primera idea de ampliación. Hubo un primer intento de derribar este muro, pero tampoco acabó haciéndose. Ahora, vuelve a repetirse esta idea de forma firme y con carácter inmediato.
El despacho del inspector jefe
La sala de juegos, ubicada en la planta baja del edificio, tampoco funciona como tal. Su rótulo como 'sala de xogos' permanece intacto, pero en el interior no hay ni rastro de los dominós que utilizaban los mayores de la Asociación de Jubilados. Para sorpresa, desde agosto del año pasado es el despacho del Inspector jefe de la Policía Local, Alberto Agulla.
