La madre de Desirée, la única sospechosa desde el principio

Ana Sandamil, a su llegada a la Audiencia de Lugo en un furgón de la Guardia Civil.
photo_camera Ana Sandamil, a su llegada a la Audiencia de Lugo en un furgón de la Guardia Civil.
El hallazgo de sangre en el cuerpo de la niña y la habitación del crimen descartaron la muerte natural

Los agentes que participaron en la primera asistencia tras el asesinato de la niña Desirée Leal, en la noche del 2 al 3 de mayo de 2019, describen la habitación en la que se produjo el crimen como una “escena violenta” y en la que había “demasiada sangre” para cuadrar con la versión dada por la familia. Durante la tercera sesión de este juicio, que acoge la Audiencia de Lugo, declararon como testigos hasta siete agentes que participaron en distintas diligencias relacionadas con los primeros momentos del caso: los que se personaron en el domicilio para hablar con la familia y los que acudieron posteriormente al hospital a entrevistarse con la madre de la niña, Ana Sandamil.

Todos coincidieron en señalar que vieron de forma evidente manchas de sangre en la cara y las manos de la menor, en el suelo de la habitación, en un zapato y en un calcetín, y que les pareció “demasiada sangre” para cuadrar con la hipótesis de la madre, que Desirée podría haberse intoxicado bebiendo de una botella con pastillas tranquilizantes que ella había preparado para sí misma. En concreto, uno de los primeros agentes en llegar a la vivienda, cuando los sanitarios todavía estaban tratando de reanimarla, explicó que vio “un poco de sangre en el labio”, así como dos manchas que parecían de sangre en la almohada de la cama, en el suelo, en un zapato y en un calcetín. “Me llamó la atención la sangre porque no me coincidía con una muerte natural”, dijo.

El segundo grupo de agentes, a quienes se comunicó que era una posible ingesta de pastillas, también se sorprendió por la presencia de sangre en el cuerpo de la menor y en la habitación. “Cuando veo la escena, veo una escena violenta”, señaló uno de los testigos, que consideró que “había demasiada sangre desperdigada por la zona” para tratarse de una “muerte por consumo de pastillas”, y dijo que en el cuerpo de la niña pudo ver sangre en el labio, uñas, manos y antebrazo.

A renglón seguido, explicó que la escena “estaba revuelta”, algo que, no obstante, “es entendible”, dado que ya habían pasado por la zona los técnicos de emergencias y los sanitarios. Sin embargo, para los agentes no es explicable la presencia de tantas manchas de sangre, y consideran que “ninguna versión” de las ofrecidas por la acusada “es compatible con ese escenario”.

Sobre como se encontraba la madre horas después del crimen, los agentes han coincidido en que estaba “tranquila” y que se la veía “afectada”, pero “no ida”. La acusada se encontraba en el salón de la vivienda acompañada por su padre -su madre estaba en otra habitación- y los primeros agentes la vieron “recostada en el sillón y con una manta que la tapaba hasta el cuello”. Estaba “adormilada” y “bastante tranquila”, así como “completamente consciente”. 

Uno de ellos  contó que consultó a la acusada si podían llevarse su tablet y teléfono para investigar posibles pistas y que, tras mirar a su padre, la acusada dijo “No, no os dejo que os lo llevéis”. “Me chocó que no fuese colaborativa en un momento así, que quieres esclarecer la muerte de tu hijo”, dijo el agente.  

El padre no alberga dudas sobre la autoría del crimen

El padre de la pequeña Desirée, José Manuel Leal, afirmó ayer, antes del inicio de la tercera jornada del juicio por el asesinato con alevosía de su hija, cuando la niña tenía siete años, que “familiares y amistades” de la madre y única investigada por el crimen, Ana Sandamil, comparecieron en la vista oral para “intentar demostrar que es una víctima”. Después de las dos primeras jornadas de juicio, lamentó que esas personas “viniesen a contar cuatro mentiras, para intentar demostrar” que Ana Sandamil “es una víctima”, cuando en realidad es “una presunta asesina”. “Me gustaría decir lo de asesina solo, pero todavía no ha sido condenada. Aún no hay un veredicto”, dijo Leal, quien no tiene dudas de que la madre asesinó a la hija para hacerle daño a él. “Como dijo mi abogado, si hay dos en una habitación y uno queda muerto, creo que está claro”, sentenció.

Ana Sandamil volvió a escuchar insultos como “asesina” o “monstruo” mientras era conducida desde el furgón policial hasta la Audiencia. 

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