La comunicación por tren entre Vigo y Ourense se queda atrás frente a las otras líneas

El único regional que comunica Ourense y Vigo, visto desde el balneario de Cortegada.
photo_camera El único regional que comunica Ourense y Vigo, visto desde el balneario de Cortegada.
La comunicación entre Ourense y Vigo sufre los efectos de peores infraestructuras y un número ínfimo de frecuencias

La fotografía del presente ferroviario de Galicia describe un tren a dos velocidades. Por una parte, la línea de alta velocidad y una perspectiva a muy corto plazo de una dotación de nuevos trenes que permitirán que el AVE traspase la estación de Ourense para llegar a Vigo, Pontevedra, Santiago y A Coruña, y a medio plazo, la incorporación de nuevos operadores que compitan con Renfe. 

 

 

A ello hay que sumar el corredor Atlántico que facilita la existencia de servicios rápidos y frecuentes de media distancia entre las ciudades de ese corredor y de Ourense con Santiago y A Coruña. Por otro, unas líneas convencionales en las que décadas sin inversión y una política de primar la alta velocidad sobre los servicios regionales y de cercanías ha convertido en estaciones fantasma once de las veintidós que tiene Ourense y ha desvertebrado el vínculo tradicional que existía entre las villas de la línea del Miño y Ourense, incluyendo Vigo. Una situación que hace poco atractiva la llegada de competidores privados a una red avejentada.

Esta pérdida de movilidad entre las villas y la capital no se resuelto por el transporte de viajeros por carretera. Al menos en algunos casos, como lo demuestran las quejas en poblaciones como Ribadavia, que es la que más se ha visto perjudicada por el abandono ferroviario. El primer efecto secundario de estos hechos es la discriminación que supone el acceso al transporte gratuito de proximidad y media distancia, disponible para usuarios de los corredores entre Ourense y A Coruña y del eje atlántico, pero inaccesibles para un importante flujo de trabajadores y estudiantes que se mueven entre Ourense y Vigo y las localidades intermedias de la línea del Miño. 

Los primeros disponen de entre diez y veinte trenes diarios por sentido para cubrir su movilidad. Entre Ourense y Vigo solo hay dos trenes con unos horarios que hacen inviable el uso del tren como medio cotidiano.

Brechas

La brecha que separa las condiciones óptimas de las ciudades y villas unidas por líneas de altas prestaciones y alta velocidad y las de las líneas convencionales se ha agrandado tras la pandemia, con la supresión de trenes, tanto de larga distancia como de obligación de servicio público que no han sido todavía restituidos y que han privado de los beneficios de los bonos recurrentes a un importante contingente de población que sigue utilizando el coche privado para moverse entre Ourense y Vigo por falta de alternativa en transporte público. 

Una alternativa que, por otra parte, sí existiría si se aplicasen los mismos criterios en las relaciones entre ambas ciudades del sur de Galicia que se emplean en los servicios que comunican Ourense con Santiago y A Coruña

Además de los dos trenes por sentido que conectan Ourense y Vigo a diario por la línea del Miño, hay otros seis servicios, cuatro directos y dos con transbordo que realizan el viaje por la vía de alta velocidad y el eje atlántico, tres de ellos sin parada en Santiago, pero que han quedado marginados del uso de bonos recurrentes porque ese itinerario no se considera bonificable como uso de servicio público. En los que se requiere transbordo los usuarios que los utilizan para ir a Pontevedra o a Vigo tienen que adquirir dos bonos diferentes: uno para Ourense-Santiago y otro para Santiago a Pontevedra o a Vigo. En los cuatro directos, que son Alvias procedentes de Madrid, no existe más opción que pagar la tarifa comercial.

La discriminación a los usuarios entre Ourense y Vigo se hace evidente cuando en otros itinerarios (de Ourense a Monforte, Lugo, Santiago y A Coruña) los viajeros pueden utilizar el bono gratuito en los Alvia o de bonos que permiten viajar en Alvia a A Gudiña por poco más de 3 euros y a Zamora en Alvia y AVE por menos de ocho.

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