Anguiano, un impulsor de Ourense

José Manuel Fernández Anguiano, en una entrevista en La Región en 2018.
photo_camera José Manuel Fernández Anguiano, en una entrevista en La Región en 2018.
La provincia despide a los 86 años al ingeniero agrícola, experto en el medio rural y el vino. Incansable emprendedor hasta el final de sus días, impulsó mejoras en el campo y junto a su amigo José Luis Outeiriño gestionó con brillantez la estación de montaña de Manzaneda.

José Manuel Fernández Anguiano fue emprendedor, gran conocedor del mundo rural y experto en la cultura vitivinícola pero, sobre todo, fue ourensano. El carácter entusiasta e inquieto de un hombre pionero en proyectos tan diferentes como el impulso al campo cuando la tecnología era una mera anécdota o la creación en 1972 de la primera Estación de Montaña de Galicia, Manzaneda -junto a su amigo José Luis Outeiriño-, escondían detrás algo más que la pasión por la naturaleza y el medio rural. La voluntad del ingeniero agrícola nacido en Crecente siempre fue Ourense, el progreso de una provincia que podía generar más y más riqueza si se le ponía empeño y sabiduría. Ni siquiera jubilado abandonó su amor por el campo. Al contrario, se agrandó: lo saben en Larouco, allí crecen fuertes los castaños que plantó con 79 años porque, tal y como él confesaba en una entrevista a Francisco J. Gil en La Región en 2018, “si no sigo haciendo cosas me convierto en un viejo. Una cosa es que me haga mayor, porque no queda otro remedio, pero viejo no. Yo no soy capaz de quedarme viendo la tele”. La provincia despide a un ingeniero técnico agrícola pionero -decía que era el tercero, porque el número uno era el Colegio y el segundo “un señor que se murió”-, entusiasta y paciente con sus ideas siempre innovadoras. Su familia dice adiós al marido, padre y abuelo ejemplar que cada día les enseñaba una cosa nueva.

Anguiano también cultivó de manera intensa la amistad, la misma que le hizo apostar por la estación de montaña de Manzaneda junto a su fiel amigo José Luis Outeiriño, presidente de honor de La Región, después de viajar por estaciones de esquí de toda Europa y romperse la cabeza para investigar cómo Ourense podía ser también un motor turístico y económico con una estación de montaña que Anguiano gestionó con brillantez. Los amigos despiden hoy a una buena persona: su inseparable Nemesio Barxa, con el que fundó la Irmandade do Viño, gozó de la compañía de su compañía hasta el último brindis.

José Manuel Fernández Anguiano, que falleció este 27 de noviembre a los 86 años, deja tras de sí años de intensa dedicación a todo aquello que implicara la generación de riqueza en el rural ourensano. El amor por el entorno en el que nacía, a su profesión y pasión por la agricultura, unido a sus muchos conocimientos adquiridos en el contacto con el medio, ayudaban en el nacimiento de proyectos que marcaron una trayectoria profesional larga e intensa.

De los valores de la amistad, aquella que como el buen vino precisa del poso de la madurez y el buen trato, presumía Anguiano y no solo de muchos y buenos amigos, sino también de conocimientos sabios en tierra de buenos caldos, sumando a la una los otros y llevando ambos a expresión máxima. Su amigo Nemesio recuerda cuando fundaron la Irmandade do Viño, un grupo de amigos gallegos amantes de los caldos que siguen juntándose, al menos, cuatro veces al año. Nemesio recuerda cuando a su amigo le llamaba el “técnico” en las tabernas de Vinos: su palabra iba a misa. Traía el vino de O Ribeiro, estrenaba el barril y daba su opinión en cada tasca a la que llegaba. “Dicía: ‘É un viño estupendo’. E a xente aplaudía ao técnico e naquela taberna xa se sabía que o viño era bo”, cuentan sus amigos.

En La Región, medio al que siempre estuvo especialmente unido, y no solo por la entrañable amistad con su presidente de honor José Luis Outeiriño, “mi gran y mejor amigo durante más de 50 años”, como siempre decía; se recuerda su especial disposición a colaborar siempre con un periódico tan “ourensano” como él mismo.

Presumía también, y mucho, de su trabajo y obra en Manzaneda, la primera y única estación de montaña de Galicia creada al lado de su amigo José Luis en 1972, y una oportunidad de desarrollo para la provincia que nunca recibió de las administraciones el firme apoyo necesario. Anguiano todavía visitaba Manzaneda de vez en cuando en los últimos tiempos: le gustaba ver cómo estaban los árboles que él mismo había plantado en la zona. 

Ingeniero agrícola, pionero en Manzaneda, presidente del Consello Regulador del Ribeiro, fundador de la Irmandade dos Viños Galegos; de su gran pasión por la cultura y riqueza vitivinícola da cuenta cómo, de 1982 a 1988, fue su trabajo fundamental para plantar la base del despegar definitivo de la comarca del Ribeiro. A su llegada a la presidencia del Consello eran poco más de 300 los viticultores, siendo la cooperativa y poco más las que se podían considerar bodegas. A su marcha en el 88 había ya 3.000 mil viticultores, más de 20 bodegas industriales y aproximadamente 50 colleiteiros, pasando durante su etapa al frente de tres millones de botellas a seis veces más. En su haber, la recuperación de variedades autóctonas, el aumento del valor por hectárea, y la puesta en marcha de una bodega experimental con la que “formar” realmente a viticultores y bodegueros.

José Manuel Fernández Anguiano era mucho más que el experto al que acudir en todo lo que estuviera relacionado con el campo y la cultura agraria, más que el colaborador entusiasta siempre abierto a un nuevo proyecto, más que el inquieto hombre de familia, marido, padre y abuelo. Anguiano era, pese a su nacimiento en Crecente, tan ourensano como ourensanos eran sus proyectos y actividades, y Ourense su referente. Del Crecente natal al internado de los Jesuitas en Vigo, y de allí a Pamplona para instalarse en Ourense tras las oposiciones al Ministerio de Agricultura en Madrid. Anguiano era además historia vida de la ciudad que lo acogió y de la que presumía en sus muchos andares mientras la salud se lo permitiera, al lado de su inseparable amigo y compadre Nemesio. La Irmandade do Viño brindará por su memoria, como lo harán tantos ourensanos a los que marcó con su sabiduría y su carácter creativo. En Medio Rural recuerdan a un compañero y a un jefe excepcional. En definitiva, una buena persona que hizo de Ourense su proyecto vital, hasta el final de sus días.

José Manuel Fernández Anguiano será velado y despedido por familia y amigos en el tanatorio de As Burgas hasta hoy hasta las 13,00 horas y su funeral se celebrará a las 18,00 en Santa Eufemia del Centro. La incineración se realizará en la intimidad familiar. 

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