Alfonso Rueda toma posesión como presidente de la Xunta

Alfonso Rueda ya es oficialmente presidente de la Xunta. Tras ser investido este sábado se celebró la toma de posesión. Un acto sencillo de media hora de duración en el que pronunció un discurso cargado de emoción y con la promesa de trabajar para que Galicia siga avanzando.

El lugar escogido para el acto fue el parque de San Domingos de Bonaval, en Santiago de Compostela, donde tomó posesión el primer presidente de la Xunta de Galicia, Gerardo Fernández Albor. Un gesto simbólico al igual que la ofrenda floral en la tumba de Castelao en Panteón de Galegas e Galegos Ilustres, en la Iglesia de San Domingos de Bonaval, al que acudió antes de pronunciar su discurso.

"Tomo posesión como primer servidor de Galicia. Lo hago para aportar mi modesto grano de arena a la gran tarea que otros iniciaron y otros continuarán", proclamó, tras jurar sobre el Estatuto de Autonomía, ante un millar de invitados entre los que se encontraban autoridades y miembros de la sociedad civil.

Llegada al son de las gaitas

Rueda entró en el parque compostelano con la música de la Banda de Gaitas de Pontevedra. Estuvo acompañado del ministro de Transportes, Óscar Puente, representante del Gobierno en el evento, y del jefe del Legislativo gallego, Miguel Santalices, que leyó el real decreto del nombramiento. 

A continuación, con la mano sobre el Estatuto de Autonomía, Rueda optó por la fórmula del juramento, igual que cuando se convirtió en sexto presidente de la autonomía, en mayo de 2022, cuando sucedió a Alberto Núñez Feijóo como titular de la Xunta tras el alto de este a la política estatal, como líder del PP.

Sin ser él de "citas históricas", como reconoció, citó palabras de quienes le antecedieron en el cargo, de diferentes colores políticos, empezando por Gerardo Fernández Albor, quien también había tomado posesión en San Domingos de Bonaval.

"Aciertos y errores"

En su discurso, Rueda afirmó que da el paso para aportar un "modesto grano de arena" a la "gran tarea que otros iniciaron y otros continuarán".

Lo hace, dijo, "con toda humildad", con sus "virtudes y defectos", y con sus "aciertos y errores". Por los últimos, pidió "perdón" por anticipado, antes de lanzar un aviso: no aceptará que Galicia sea "menos que nadie", pero que trabajará "con igualdad".

Para sus nuevos pasos advirtió que no puede "estar solo", agradecido con los conselleiros que le acompañaron y con quienes lo harán en el nuevo mandato, y sobre todo, a su familia. Tanto es así que uno de los momentos más emotivos tuvo lugar cuando se le saltaron las lágrimas recordando a su padre.