Felipe VI celebra diez años como Rey de España
Diez años de reinado
Su discurso contra el referéndum independentista en Cataluña y el exilio forzado de su padre han marcado también un reinado en el que ha intentado recuperar el prestigio y la ejemplaridad de la Corona
El 19 de junio de 2014 Felipe VI se presentó ante las Cortes en la ceremonia de proclamación con un discurso de "ejemplaridad" que ha ido desarrollando en estos diez años y cuyo objetivo era recuperar la debilitada imagen de la Corona, asediada hace una década por los escándalos que afectaban tanto a Don Juan Carlos como a otros miembros de la Familia Real.
Esa voluntad de transparencia, de la que ha intentado hacer gala dando a conocer incluso su patrimonio personal en 2023 y publicando todos los regalos que recibe como resultado de su actividad institucional, y su defensa de la Constitución y de la unidad de España han sido sin duda las dos principales señas de identidad de esta primera década en el trono.
En aquel primer discurso, Don Felipe sostuvo que el Rey debe "ser símbolo de la unidad y permanencia del Estado", "respetar el principio de separación de poderes" y mantener la "neutralidad política". "Encontrarán en mí a un jefe del Estado leal y dispuesto a escuchar, a comprender, a advertir y a aconsejar y también a defender siempre los intereses generales", aseguró.
Además, hizo especial hincapié en que "la Corona debe buscar la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse continuamente su aprecio, su respeto y su confianza" y también cumplir con su exigencia de "ejemplaridad" a quienes protagonizan la vida pública. "El Rey, a la cabeza del Estado, tiene que ser no solo un referente sino también un servidor de esa justa y legítima exigencia de todos los ciudadanos", defendió.
Mejorar la imagen de la Corona
Como encarnación de "una monarquía renovada para un tiempo nuevo", en sus propias palabras, Felipe VI emprendió rápidamente acciones para intentar contener el deterioro de la imagen de la Corona, golpeada por los escándalos en torno a Don Juan Carlos, en particular tras el accidente de Botsuana en 2012, y la imputación de la Infanta Cristina y su entonces marido, Iñaki Urdangarín, en el 'caso Noos'.
De hecho, tal y como reconoció recientemente Rafael Spottorno, jefe de la Casa del Rey en el momento de la abdicación de Juan Carlos I, las encuestas y traking internos que llevaban haciendo durante meses en Zarzuela arrojaban una valoración negativa del monarca, frente a una valoración más positiva del entonces Príncipe de Asturias.
Así las cosas, el primer paso fue reducir los miembros de la Familia Real a él mismo, la Reina Letizia y sus dos hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, así como los eméritos, Don Juan Carlos y Doña Sofía, dejando fuera a sus dos hermanas. Semanas más tarde, desde Zarzuela se procedió a aclarar que las infantas Elena y Cristina no podrían realizar actividades de carácter institucional salvo a petición expresa del Rey y sin percibir ningún tipo de prestación a cambio.
Por otra parte, Don Felipe dio instrucciones para que a partir del 1 de enero de 2015 los miembros de la Familia Real no pudieran viajar gratis en vuelos comerciales, aceptar regalos personales "que puedan comprometer la dignidad de sus funciones institucionales" ni beneficiarse de favores o servicios ofrecidos en condiciones ventajosas por su condición.
Además, en junio de 2015, el monarca procedió a retirar el título de duquesa de Palma a la Infanta Cristina, quien finalmente sería absuelta en febrero de 2017. Pero si marcar distancias con su hermana pequeña y entonces marido fue la prioridad inicial, posteriormente el Rey se vio obligado a hacer lo propio con su padre.
Obligado a distanciarse de Don Juan Carlos
El 15 de marzo de 2020, con los españoles recién recluidos en sus casas por la pandemia, se anunció que el Rey renunciaba a cualquier herencia de Don Juan Carlos "que personalmente le pudiera corresponder" y que el emérito, que en mayo de 2019 había anunciado su retirada de la vida pública, dejaría de percibir la asignación fijada en los Presupuestos de la Casa del Rey.
En junio de ese mismo año la Fiscalía abrió diligencias por el supuesto cobro de comisiones por el Rey emérito en relación con la concesión del AVE a La Meca a empresas españolas y el 3 de agosto Zarzuela anunció que Don Juan Carlos se había trasladado a Emiratos Árabes Unidos, donde terminaría estableciendo su residencia y donde permanece hasta la fecha.
En noviembre de 2020 llegaron otras dos investigaciones más: una por el uso por parte de Don Juan Carlos y otros familiares de tarjetas de crédito opacas después de su abdicación, y otra en relación con una supuesta cuenta con 10 millones de euros a su nombre en la isla de Jersey, un paraíso fiscal.
El antiguo monarca llevó a cabo dos regularizaciones fiscales -una en diciembre de 2020 por 678.000 euros y otra en febrero de 2021 por casi 4,4 millones- con vistas a despejar su panorama judicial y finalmente vio como una tras otra las investigaciones en su contra se cerraban. Tampoco prosperó posteriormente la demanda que la que fuera su amiga íntima, Corina Larssen, presentó en su contra ante la justicia británica.
Esto allanó el camino a que pudiera volver de visita por primera vez en mayo de 2022, en aquella ocasión rodeada de polémica por su gran exposición mediática, pero en los últimos meses sus visitas se han hecho cada vez más frecuentes --este mismo fin de semana está en Sanxenxo para asistir a una regata-- y también más discretas, con reencuentros familiares incluidos. Sin embargo, por ahora no ha vuelto a plantearse la posibilidad de su vuelta definitiva a España.
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