Elecciones Municipales 28M

EH Bildu y la compra de votos marcan una campaña intensa

Registro policial en el centro de trabajo del equipo de comunicación audiovisual de Coalición Por Melilla.
photo_camera Registro policial en el centro de trabajo del equipo de comunicación audiovisual de Coalición Por Melilla.
Los asuntos extraelectorales lograron desplazar del foco las distintas promesas de los partidos

Esta pasada medianoche concluyó una agresiva campaña electoral que comenzó embarrada por la inclusión de exetarras en las listas de EH Bildu y terminó enfangada por las denuncias de compra de votos, dos grandes temas que acapararon la agenda y desplazaron el debate sobre las políticas públicas.

Tan sólo los anuncios en precampaña y campaña del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, aprobados inmediatamente después los martes por el Consejo de Ministros, consiguieron hacerse un hueco en los medios. Si Sánchez insistió en su campaña “propositiva”, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, repitió una y otra vez, mitin tras mitin, su objetivo y mantra: “Hay que derogar el sanchismo”.

 

LOS ANUNCIOS DE SÁNCHEZ

La vivienda fue el primer ámbito sobre el que Sánchez, antes incluso de que comenzara la campaña, anunció una batería de medidas. Fue el 16 de abril, en un acto del PSOE en Valencia, cuando adelantó que el Gobierno quería ir más allá de la ley de Vivienda, para lo que se movilizarían 50.000 viviendas de la Sareb.

Hubo más anuncios sobre vivienda, pero también sobre sanidad (atención primaria y salud mental) y sobre paridad. También hubo promesas en los territorios que fue visitando, como Sevilla, con la finalización de las obras del metro. La defensa del estado del bienestar y de las políticas sociales del Gobierno fueron la base del discurso del presidente Sánchez, empeñado en confrontar su modelo de país con el de la derecha y la respuesta neoliberal a la crisis financiera.

Esta campaña, con un marcado acento nacional, tuvo sin duda un tema protagonista: las listas de EH Bildu. El pasado 10 de mayo, mientras Sánchez viajaba a Washington para reunirse con el presidente norteamericano, Joe Biden, se coló en el debate del Congreso la portada de un diario en la que se denunciaba la presencia en las listas de EH Bildu de 44 candidatos que fueron condenados por pertenencia y colaboración con ETA, entre ellos siete por asesinatos.

“Estos son sus socios señor Sánchez para el 28 de mayo, este es el cartel electoral con el que se presenta” su partido, exclamó la portavoz popular, Cuca Gamarra, tras la cual se sucedieron un torrente de reacciones. Sánchez, dos días después, y tras verse con Biden, consideró que no era “decente” que hubiera condenados por terrorismo de ETA en las listas de Bildu, aunque pueda ser legal.

La renuncia de los siete candidatos por asesinato de ETA a ser concejales si salían elegidos no amainó la tormenta de reproches, que llegó a su momento más tenso en el cara a cara entre Sánchez y Feijóo en el Senado del pasado 16 de mayo.

Aunque el debate en torno al racismo por los insultos al futbolista brasileño del Real Madrid Vinicius Jr. copó durante unas horas la atención de la campaña, las presuntas tramas de compra de votos en diferentes puntos de España eclipsó cualquier otro asunto ya hasta el final de la campaña.

Una campaña, por tanto, en la que los protagonistas no fueron los candidatos, sino los líderes políticos que de nuevo se verán las caras en la larga precampaña que se inicia en cuanto se abran las urnas.

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