Miguel Álvarez: "En pandemia descubrimos amantes, el drama de los morían solos y algunos infractores"

Miguel Álvarez Deza, en el set de AtlánticoTV.
photo_camera Miguel Álvarez Deza, en el set de AtlánticoTV.

Miguel Álvarez Deza es uno de los médicos que ayudaron a construir los servicios de Salud Pública en Galicia y que ahora se jubila. Había aprobado una oposición convocada hace casi cuatro décadas para crear 34 plazas en este ámbito y formó parte de una generación de la que salieron muchos de los cargos de Salud Pública. Deza pasó varias etapas en la Inspección Médica, la primera controlando los conciertos con centros privados y la última supervisando las bajas laborales, pero la mayor parte de su vida se ocupó de la vigilancia epidemiológica. Tuvo un papel central en pandemia como jefe del servicio de Alertas Epidemiológicas de Pontevedra, cuyo cometido era la detección y control de los brotes de covid. Esta tarea contribuyó a frenar los contagios, pero no fue un camino de rosas. Hubo de todo, desde el brote en un club de alterne con varios clientes contagiados hasta la detección de una red que falsificaba certificados de covid para viajar.

 

 

¿Qué fue lo mejor de estos años?

Me quedo con la despedida sorpresa tan emotiva que me hicieron los compañeros del equipo con los que trabajé en una etapa tan complicada como la pandemia. Gracias a ese trabajo, la provincia de Pontevedra se situó entre las cinco primeras de España en cuanto a investigación de los brotes y trazabilidad de los casos.

¿Qué peticiones deja?

 Hay que invertir en salud pública. Los resultados son a largo plazo, pero compensa. Nos vamos a jubilar los que empezamos en esto y no hay relevo. Hay que convocar plazas atractivas, en la Administración son de nivel 22, como técnico sanitario, y así no querrá venir nadie.

¿Era difícil el seguimiento de los brotes? ¿Éramos muy inconscientes al principio?

Nos pilló a todos de sorpresa, era la primera pandemia mundial a la que nos enfrentábamos después de tantos años. Las medidas cambiaban de un día para otro. No sabíamos quién elaboraba los protocolos, no consultaron a los que estábamos al pie del cañón. Estábamos viendo donde surgían los casos, haciendo encuestas a los contactos, pidiendo PCR y diciendo a la gente que tenía que aislarse en aquel momento doce días. Gracias a un equipo que se contrató para las áreas de Vigo y Pontevedra logramos llegar a todo y hacerlo bien.

¿Qué veían a pie de calle?

Veíamos que a veces se hacían cribados poblacionales en núcleos que no procedía, pero no nos consultaban. Tiene éxito si participa un 75% de la población pero cuando te quedas en el 20% o 30% es despilfarrar dinero. O cuando se cerró Baiona en Semana Santa en 2021 con criterios del comité clínico que no procedían porque los casos que había eran de dos comuniones, los afectados eran familia y estaban localizados (con PCR e instrucciones de aislamiento), uno en Baiona y otro en Gondomar.

¿Qué anécdotas recuerda del control de brotes?

Muchas. Por ejemplo descubrimos historias de amor paralelas en matrimonios y en gente mayor ya jubilada. Se contagiaban al estar con otras personas que no eran de su ámbito familiar. Había que hacer encuesta de los contactos, no se atrevían muchas veces a decir los nombres. También detectamos un brote en un bar de alterne en Lalín, con muchos casos, todos concentrados en ese local. También recuerdo el concierto de Sebastián Yatra en Sanxenxo en 2021 que estuvo a punto de cancelarse porque tenía tres músicos con covid. Los enviaron a Colombia sin comunicarlo. El concierto se pudo celebrar porque los reemplazaron por otros músicos.  Fuimos la única provincia que solo cerró un colegio y fue porque cayeron todos los profesores. Tuvimos llamadas muy desesperantes de gente con familiares que había fallecido residencias o en hospitales y que podían acudir al funeral. Ese protocolo cambió después. Esas llamadas se nos quedaron dentro. O la de gente que estaba sola y pedía ayuda porque se encontraba muy mal, movilizábamos ambulancias.  Y cosas curiosas de gente que se salgaba el aislamiento para ir a trabajar, hacer vida normal o marcharse a otro municipio. Tuvimos que llamar a la Policía Local, a la Guardia Civil y a la Policía Nacional para ir a los domicilios. Se impusieron sanciones que después quedaron en nada. Era una pelea diaria, entre los casos nuevos y los que incumplían. 

¿Colaboraron con Microbiología para identificar las variantes?

Había una persona muy implicada cuando comenzó la pandemia que era Tomás Camacho, de Vithas Lab. Nos hicimos amigos, me comunicaba los resultados cuando empezaron con la Thermo Fisher para identificar variantes, trabajaba hasta tarde. También colaboramos con Benito Regueiro y con Medicina Preventiva.

 ¿Qué futuro tiene el covid?

Nadie lo sabe. El covid ha mutado desde que se detectó en febrero de 2020 y seguirá haciéndolo porque intenta adaptarse y seguir contagiando. Las vacunas se tienen que ir adaptando y perfeccionando: llevan dos cepas (la de Wuham y la de omicron) pero ahora parece que lo ideal es una monovalente. Todavía hay que seguir estudiando los efectos secundarios no deseados de la vacuna y hay gente con covid persistente, con síntomas que se prolongan en el tiempo y para los que de momento no hay un tratamiento eficaz. Queda mucho por hacer, el covid va a seguir con nosotros varios años.

¿Estamos preparados para otra?

Hay que invertir en sistemas de vigilancia epidemiológica, no solo para el SARS-CoV-2 sino para cualquier enfermedad transmisible. Ahora vemos que resurgen casos de sarampión en Europa y en España porque hay padres que no vacunan a sus hijos (no es obligatorio, es recomendable) y hay que tomar medidas.

“Hay muchas bajas que no obedecen a una causa médica"

Álvarez Deza pasó la última etapa de su carrera en los servicios de Inspección Médica en Vigo.

¿Está aumentando el volumen de bajas laborales en los últimos años?

Pontevedra es la peor provincia de España a nivel de absentismo laboral. El que coge una baja no la suelta. Es una frase que decimos en la Inspección Médica.

¿Hay mucho fraude?

Casos de fraude siempre hay. Me llamó la atención sobre todo las bajas en gente joven, entre 20 y 30 años, cuyo motivo fundamental eran los trastornos de ansiedad. Los citaba a casi todos, dentro de los que me correspondían del cupo. El motivo era “mi jefe me acosa”, “mi jefe tarda en pagarme”, “mis compañeros me tratan mal”. Es un problema laboral y donde tiene que resolverse es el ámbito laboral. ¿Qué pueden hacer? Enfrentarse a los jefes o a los compañeros, o cambiar de trabajo. Hay quien usa la baja laboral como refugio. He tenido que dar altas.

¿Es difícil dar altas?

No es fácil, sobre todo a gente mayor que piensa que como se va a jubilar pues ya va de baja. Nosotros controlamos hasta el año, luego pasa al INSS. Los inspectores los citan y generalmente dan altas, sobre todo por ansiedad o depresión. Algunas están justificadas, pero la mayoría no.

¿Hay muchas bajas por salud mental?

Los problemas de salud mental han aumentado a raíz de la pandemia y el sistema sanitario no estaba preparado para abordar tantos casos. Hay personas qu han quedado muy afectadas y muy tocadas. Hay países como Finlandia que no hicieron el confinamiento y no les fue mal. Es muy fácil criticar una vez que ha pasado, pero en mi opinión quizá no deberíamos haber sido tan estrictos. Si las citas en salud mental tardan 6 o 7 meses, las bajas se prolongan. Algunas personas te cuenta problemas personales y familiares muy graves.

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