Jorge Cuesta y Gonza Fernández: “Tenemos una capacidad de supervivencia muy superior de lo que todos pensamos"

El técnico vigués (i.) y el de Mougás posan sonrientes durante su visita al set de Atlántico.
photo_camera El técnico vigués (i.) y el de Mougás posan sonrientes durante su visita al set de Atlántico.
Jorge Cuesta y Gonza Fernández, ahora en Sarriana y Alondras, vivieron la experiencia de trabajar en el país asiático

Ser entrenador de fútbol es duro. Decirlo no es descubir la pólvora, pero conviene recordarlo de cuando en cuando. Pocas plazas para muchos candidatos es solo uno de los factores de estrés de la profesión. Por ese motivo, Jorge Cuesta (Vigo, 1984) se fue a China en 2021 tras acabar una exitosa etapa en la base del Celta. Al año siguiente, llegó Gonza Fernández (Oia, 1987) tras una mala experiencia en el Coruxo. Juntos compartieron estructura de cantera y piso en el Wuhan Three Lions, en la ciudad china donde brotó el coronavirus. “42 días de cuarentena dan para pensar mucho”, recuerda Jorge entre risas. Ahora, son rivales al frente de la Sarriana y el Alondras de Tercera RFEF, en lucha por alcanzar el play-off de ascenso.

 

 

Pero la tensión competitiva entra en pausa cuando ambos recuerdan, sentados en el set de Atlántico, su experiencia asiática. Las risas surgen, las manos van a la cabeza, se encadenan los “mimás”… “Salía a la calle con la sensación de ir vendido. De, 'a ver qué pasa hoy”, recuerda Gonza, que fue a Wuhan por Jorge. “Este señor tiene la culpa”, incide. El caso es que el club le pidió incorporarse en octubre del 22 y Cuesta, que había venido a Vigo entonces, no regresaba hasta enero del 23. “Pasé esas semanas solo. Cuando llegó, lo abracé y le di las gracias”, rememora el técnico del Alondras.

Su homólogo de la Sarriana también se ríe. Él tuvo que pasar el primer año solo. Poco a poco, con prudencia, empezó a desarrollar relaciones. Sin hablar ni papa. “El problema es el idioma. Es lo que te impide sumergirte en su cultura”, sostiene el entrenador vigués, que se sintió “un extraterrestre” al aterrizar. “Tienes que ir sabiendo que eres tú el que tiene que ser aceptado”, subraya. Gonza agrega: “Ellos valoraban mucho lo que tú le pudieras aportar al club, pero también lo que le podías aportar a ellos. No en conocimientos futbolísticos, sino en la manera de tratarlos y de relacionarte. Nos contaron que por allí pasó gente que no dio un trato adecuado. Si eres agradable, tienes empatía y eres capaz de socializar, la gente te va a aceptar mejor. Aquí, en China y en cualquier parte del mundo”. Cuesta asiente: “Si es que todos somos seres humanos”.

En ese sentido, Jorge destaca que empaparte de la vida local sepulta los prejuicios. “Nos trataron muy bien. Todo el mundo intenta ayudarte”, comenta. La aplicación traductora del móvil era su mejor amigo entonces. “Con un par de palabras, una sonrisa y unos gestos, nos las apañábamos”, recuerda. La conclusión que ambos sacan es la misma: “Tenemos una capacidad de adaptación y de supervivencia muy superior de lo que pensamos”. 

Meses después de la aventura china, de vuelta en casa, Gonza y Cuesta ensalzan el aprendizaje vital. “Descubres partes de tu carácter que no sabías que tenías”, reflexiona el técnico del Alondras, que reconoce lo mucho que se echa de menos a familia y pareja. “Eso es lo peor”, añade Jorge, que siente que esa etapa le ha preparado para lo que sea. “Si me tengo que ir a Holanda, estará chupado”, apunta. Y eso que ser entrenador no es ningún cuento chino.

“El fútbol es muy egoísta; es duro no recibir lo que das"

Gestionar egos, tratar con directivos, atender a aficionados, encajar despidos… Son muchos y variados los problemas que enfrentan los entrenadores de fútbol. Según en qué categorías, con contratos anuales que no sacan a nadie de pobre. En ese sentido, tanto Jorge Cuesta como Gonza Fernández reconocen que “el colchoncito” de China “da tranquilidad” para el futuro. Aun así, viven con pasión una profesión que no siempre es agradecida. ¿Por qué? “Es una buena pregunta”, reflexiona Gonza. “Cuando sale lo que tú preparas es una satisfacción enorme. Por ahora, esto gana a lo otro”, resume el técnico del Alondras.

“Si no fuera entrenador, sería profesor. Disfruto de explicar”, expone Cuesta, que no esquiva la parte mala. “Es un mundo muy egoísta. Saber sobrellevar que no vas a recibir de todo el mundo lo que tú das es muy duro”, confiesa con brutal sinceridad.  “Debes ser buena persona sin esperar nada a cambio”, sentencia el vigués, que agradece el cariño de sus exjugadores. “Soy un romántico. Pero cuando lo eres mucho, a veces te ponen los cuernos”, remata.

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