David de Dios: “Disfruto el proceso de lunes a sábado y lo sufro el domingo"

El vigués David de Dios es entrenador del Coruxo, que está en Segunda Federación

Publicado: 07 ago 2023 - 01:57 Actualizado: 08 ago 2023 - 02:31

El nuevo entrenador del conjunto verde se pasó por Atlántico.
El nuevo entrenador del conjunto verde se pasó por Atlántico.

Como tantos otros, David de Dios (Vigo, 1981) está en la escalera de los entrenadores. Subiendo peldaño a peldaño. Cantera del Celta -filial incluido-, Rápido en Tercera y ahora, Coruxo en Segunda Federación. Sentado en el set de Atlántico lo desgrana, lo analiza y concluye que su profesión es de alto riesgo. Y de alto sufrimiento. Pero tiene algo, que la hace adictiva.

Paciencia, trabajo, talento, fe… ¿Cuánto de esto necesita un entrenador de fútbol?

De todo. La cantidad no sabría decirla. Pero, al final, tiene que ir en un porcentaje equilibrado, porque como falles en una, creo que la balanza se inclina para apartarte un poquito de este mundo.

¿Cuándo decidió que quería entrenar?

Cuando era juvenil en Porriño, me subían al primer equipo y allí estaba Salva, el exjugador del Celta. Estaba metido en los cursos y yo le preguntaba cuándo era la próxima convocatoria. Tenía 17 o 18 años. Recuerdo que se olvidó y me enfadé. Puedo decirlo porque ahora somos grandes amigos. En la siguiente, con 19 o 20 años empecé y me dije que tenía que acabar del tirón

¿Qué tiene tan especial esta profesión con los enormes riesgos laborales que tiene?

Pues no lo sé. Quizá la adrenalina… Es que no sabría decírtelo. Mi mujer también me lo pregunta. Siempre le digo, tres años más y lo dejo. Pero pasan y ahí sigo. Y al final llevo 23 años. Es difícil explicar lo que da porque si lo piensas trae más momentos malos que buenos.

¿Cómo recuerda aquel Juvenil A del Celta subcampeón de España hace 10 años?

Maravilloso. No sólo por lo que se consiguió sino por cómo lo conseguimos. Había muchas dudas al principio. Fue una pretemporada calentita porque el Madrid nos vapuleó, el Dépor nos ganó… Pero nos sobrepusimos. Cómo jugamos y cómo conectamos con aquel grupo de jugadores deja un recuerdo espectacular.

¿Notó mucho el salto de nivel en Segunda B?

Es que llegó en una época de cambio total. El Celta B venía de ascender y se decide subir a muchísimos jugadores, incluso en edad juvenil. Ahí, un entrenador con mucha experiencia da esa pausa. Recuerdo que Luis Enrique subió a Santi Mina y a David Costas. Eran los jugadores con más potencial y más estables y te los llevan. Se dieron unas circunstancias de jugadores demasiado jóvenes, entrenador joven y el punto de equilibrio no fue capaz de darlo nadie.

Luego, las etapas del Rápido, ambas con mucho éxito y con un modelo distinto. ¿Adaptabilidad por encima de la idea?

La experiencia me dice que tienes que adaptarte. No queda más remedio. Los protagonistas son ellos y no podemos ir en contra de su naturaleza. Cuando llegamos a Bouzas nos ocurrió eso. Quieres ser tú el protagonista con la posesión pero te das cuenta de que al final siempre acabas palmado. El 8 de diciembre íbamos penúltimos en esa liga que era tan peligrosa porque descendían ocho. Supimos recapacitar, resetear el equipo y hacer lo que de verdad teníamos que hacer en el contexto Bouzas. Fue de gran ayuda Álex Martínez, que tuvo la confianza de darnos tranquilidad. Nos transformamos. Que la posesión sea para ellos, buscamos la estabilidad primero. Nos fue bien y fuimos mejorando hasta llegar a lo del año pasado.

Ahora un nuevo reto en Coruxo. ¿Cómo surgió la oportunidad?

Con una llamada de Gustavo (Falque, el presidente). Buscaban una renovación, con gente más joven, con energía y aprovechar también el Juvenil de División de Honor. Fue rápido porque el Coruxo es un equipo de aquí, en Segunda RFEF y siempre apetece entrar.

En cuanto a nombres propios, ¿qué supone para entrenar a un futbolista de la dimensión de Mateo Míguez?

Una cosa es lo que te hablan de él, que siempre es bueno, y otra cosa es cuando tú lo compruebas. Es una barbaridad. Ya no voy a hablar el tema de talento pero cuando ves que es el primero en implicación, que va a una presión y a otra… Ahí piensas, tengo que frenarlo porque porque queremos que nos juegue y que no se nos lesione. Tiene una edad y hay que cuidarlo. Pero no puedes pararlo porque quiere más y más y más. Hasta le pregunté qué motivación veía para jugar a estas alturas. Él quiere ganar, compite en cada tarea. Eso no supone a veces jaleos en el entrenamiento pero ojalá todos fueran así y, sobre todo, que los jóvenes aprendan de él qué es el fútbol.

Y en el lado opuesto: ¿le habría gustado volver a entrenar a Antón de Vicente como en aquel Celta B?

Sí. A los buenos jugadores gusta entrenarlos. No pongo ninguna barrera. Nuestro objetivo es sacar rendimiento se llame como se llame.

Se lo pregunto por lo sorpresivo de que un jugador de esta dimensión histórica en el club saliera de esa forma.

Al final, los cambios duelen. De la forma en la que fue no puedo decir nada porque acabo de llegar y tampoco sé todo lo que han vivido el club y Antón. Pero los cambios se dan. Es un momento duro, sobre todo cuando llevas tantos años. Me pasó cuando me fui del Celta después de 15 años.

Imagino que es un reto cubrir una ausencia así a nivel de vestuario.

Está claro que esa figura no la vas a tener. Son muchos años y lo más próximo son un Mateo o un Alberto, que tienen un respeto por su rendimiento. Pero un jugador con 10 años no se puede sustituir así como así.

¿Quedan fichajes por hacer?

Pocos, si es que queda alguno. Tenemos fichas libres, pero, al final, hay un presupuesto que tenemos que cumplir y si vamos a coger algo que no mejore… Lo que no vamos a hacer es traer por traer.

¿Alguna posición concreta? ¿La del ‘ocho’ quizás?

Sí, puede ser. Mi creencia es que tienes que tener cubierto el carril central. Ahí tienes que ir fuerte de verdad porque los rivales también van a ir. Necesitas un gran número de jugadores porque hay sanciones, lesiones y que no te pueden coger desprovisto en esa zona.

En fútbol, el único objetivo que vale es intentar ganar el siguiente partido. Pero, juntando estas pequeñas metas, ¿dónde se ve en el mes de mayo?

Hombre, a mí me gustaría estar arriba. No te voy a decir que no. Viendo las plantillas, siempre nos ponemos una meta. Pero la experiencia me dice que hay muchos factores, sobre todo, cuando tienes un cambio tan brusco en la plantilla. Suponemos que los jugadores nos van a dar un rendimiento, pero llegará cuando tengamos bien conjuntado al equipo. Los mini objetivos claros tienen que ser de partidos y en cuanto a la clasificación, intentar alcanzar al siguiente que esté por encima. Vamos a focalizar mucho porque podemos cometer un error y si luego tienes que mirar hacia abajo, tenemos un problema. Iremos poco a poco. Y cuando veamos que estamos bien, es cuando tenemos que decir “vamos a ir a por esto”.

¿Piensa en esa escalera y hasta dónde puede subir por ella o se centra más en disfrutar?

No pienso absolutamente nada en la escalera. Y lo de disfrutar…Yo no disfruto. Del proceso sí, pero siempre digo que me gustaría tomarme una pastilla antes del partido y quedarme dormido esas dos horas para despertarme después. Es una adicción al sufrimiento y quizás sea eso lo que me lleva a seguir. Disfruto el proceso de lunes a sábado y lo sufro el domingo.

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