"Quería mostrar gran parte de su arquitectura, incluso de tratando de identificar patrones que se repiten de su obra", dice la artista
Amelia Palacios (Pontevedra, 1986), artista plástica, presentó su exposición ‘Construir el paisaje’ la semana pasada en la Casa de Galicia de Madrid. A través de bocetos, la artista refleja la obra del famoso arquitecto Antonio Palacios en la capital, del que es descendiente. Tras una semana del estreno de la exposición, la pintora acudió al set de Atlántico TV para explicar el significado de esta recopilación en honor al arquitecto.
¿Cómo fue el recibimiento de ‘Construir el Paisaje’ la semana pasada?
Fue estupendo, estoy encantada. Es una exposición que, más allá de mostrar mis trabajos, algo muy bonito siempre, tiene un carácter casi informativo o divulgativo. Es muy bonito ver como la gente descubre y comparte su experiencia en estos lugares conocidos. Fue especialmente bonito.
Se trata de su propio homenaje a Antonio Palacios, ya que próximamente se cumplirán 150 años de su nacimiento. ¿Qué buscaba transmitir con estas obras?
Es un homenaje centrado en su obra en Madrid. No es un estudio exhaustivo de su obra. He tratado de aportar una mirada personal, precisamente, reuniendo muchos dibujos que venía haciendo desde hace muchos años y he recuperado, para así mostrarlos y sacar a la luz un poco todo ese trabajo de estos cuadernos, que normalmente no expongo.
Se trata de un trabajo muy personal, por lo tanto.
Para mí sí, la mayoría de ellos no fueron hechos para ser expuestos. Eran mis propios estudios y apuntes sobre su arquitectura, por pura curiosidad. Quería mostrar gran parte de su arquitectura, incluso de tratando de identificar patrones que se repiten de su obra. Buscando que la gente pueda entender algo más de su obra.
Antonio y usted son familia, además. Comentaba en nuestra última conversación que se trataba de una figura cercana y presente en su vida. ¿Cómo le ha marcado?
La relación de parentesco es lejana, yo no le conocí, pero sí es una figura que siempre ha estado muy presente en mi vida, formando conversaciones cotidianas sobre anécdotas de él. Cada vez que viajo a Madrid, trato de visitar de nuevo los edificios de Antonio Palacios. Estudié arquitectura, no conscientemente siguiendo los pasos de Antonio, pero de alguna manera él es responsable.
Estuvo ocho años viviendo en Oporto, Portugal. ¿Qué fue lo que le enamoró de la ciudad? ¿Por qué decidió volver?
Es una ciudad impresionante, fui a hacer un Erasmus allí. Recuerdo mucho el contraste de Madrid y Oporto, era una ciudad tranquila y muy habitable, en la que facilmente puedes salir a caminar y perderte. Volver no fue una decisión especialmente meditada. Fui muy feliz allí, pero esta es una nueva etapa que afronto con mucha ilusión.
Esta última exposición también es una etapa algo distinta en relación con obras anteriores, ¿está dispuesta en un futuro a seguir experimentando?
Sí, por supuesto. La mancha, la luz y el color son más protagonistas normalmente. En mi trayectoria profesional he dibujado más que he pintado, en realidad. Trabajo mucho más en papel que en lienzo. Tienen mucho que ver, la verdad, mi forma de pintar y forma de dibujar.
