Alba Torrens, jugadora de la selección española y excéltica

Alba Torrens: "Son muchos los recuerdos que me han venido en Vigo y todos son maravillosos"

Alba Torrens atiende a Atlántico en el hotel Attica, lugar de la concentración de la selección española.
photo_camera Alba Torrens atiende a Atlántico en el hotel Attica, lugar de la concentración de la selección española.

Alba Torrens (Binisalem -Baleares-, 30 de agosto de 1989) aterrizó en el verano de 2006 en Vigo para enrolarse, como adolescente, en el Celta Bosco de Liga Femenina. Tres lustros después, con 33 años, volvió a la ciudad como buque insignia del baloncesto español tras ganar 5 Euroligas y conquistar una plata olímpica y ocho medallas internacionales. Y comparte selección española con su entrenador de entonces, el vigués Miguel Méndez. 

 

 

¿Cómo son estos días en Vigo?

Estoy muy contenta de estar aquí, de volver después de todo lo vivido tras la etapa en la que estuve jugando en el Celta. Para mí es una alegría porque son muchos los recuerdos que me han venido a la mente estos días y todos son maravillosos. Tengo un cariño especial a la ciudad, al Celta y, sobre todo, a las personas con las que coincidí en esos años.

¿No había venido en todos estos años?

Sí que había venido alguna que otra vez, pero ahora llevaba unos años sin hacerlo. El día que aterricé fueron muchas las emociones que sentí y todas bonitas. Al llegar al pabellón de As Travesas también me vinieron muchos recuerdos. Fueron tres años los que estuve aquí y los veo con mucho cariño. A medida que pasa el tiempo, me doy más cuenta de la suerte que tuve de empezar mi carrera en el Celta porque es un momento muy delicado. En aquel momento no era consciente de que me entrenaba un técnico tan bueno como Miguel Méndez, ni que estaba en la pista con Cristina Cantero, que es la entrenadora ahora, y en aquellos años, ya me entrenaba desde dentro de la pista como compañera, aunque yo no me diera cuenta. Y, como ellos, muchas personas más que me acompañaron en un momento muy importante, de poner unas bases que son importantes. A día de hoy, sólo tengo palabras de agradecimiento.

¿Qué recuerda de esa pequeña Alba que comenzaba a jugar en Vigo?

Sí puedo decir que llegué como casi una niña. Y, en la pista, también se notaba. No tenía ese conocimiento del juego que puedo tener ahora, y seguro que para Miguel Méndez era divertido tener que controlar esa juventud y esa espontaneidad. Ellos tuvieron la delicadeza de ver que era una jugadora en formación y me siguieron entrenando así. Y ahora lo veo con mucho agradecimiento.

Y después compartió Euroligas y ahora selección española con Miguel Méndez.

Así es la vida. Unos años después nos volvimos a encontrar en Rusia, en el Ekaterimburgo, y aún hablamos de ello estos días. Los buenos momentos que pudimos vivir juntos y esto lo hace más especial. Ha sido una persona importante en mi carrera profesional y, también, en mi vida. Me ha enseñado, me enseña y, en su caso, también hay que destacar la manera en la que lo hace, con unos valores que creo que son ejemplo. Ahora estamos en otro momento, creo que nunca hemos perdido la profesionalidad entrenador-jugadora y, ahora, también. Siempre lo hemos tenido presente en nuestra carrera. Él me sigue entrenando y me sigue retando a ser mejor jugadora. Él sabe mucho de esto y me ayuda a conocer más este juego. Y, también es especial afrontar un Eurobásquet con él y poder compartirlo.

¿Se llevó una alegría cuando lo designaron seleccionador?

La verdad es que sí. Por supuesto que fue una alegría por él porque, profesionalmente, ya habla su trayectoria por sí sola. Tiene mucho mérito todo lo que ha hecho y creo que tiene un poco más de mérito por la manera en la que lo ha realizado. 

Comentó que es un momento difícil para la selección española, ¿por qué?

Somos conscientes del reto que es un Eurobásquet y es difícil. Vienen todas las selecciones con su potencial y están jugando muy bien. Nosotras hemos tenido muchos cambios y en los últimos campeonatos no hemos tenido los resultados que nos gustaría. Pero sí es cierto que competimos en todos y esto es positivo. La línea entre ganar y perder fue muy fina y esto nos permitió dar pasitos como equipo. Llegamos con humildad y con ganas de trabajar. Nos centramos en ese primer grupo porque, si no lo pasamos, no hay nada más.  Y nos centramos en el día a día. 

Tuvieron años extraordinarios, ¿es complicado llevar estos últimos que no fueron tan buenos?

Tienes que estar preparada para las dos cosas, para saber perder y para saber ganar. Creo que también es complicado ganar después de ganar. Esta selección siempre se ha caracterizado por la humildad para gestionar los dos resultados. La verdad es que no sé lo que es más complicado. En ocasiones, cuando ganas, puedes pensar que todo va bien y siempre hay cosas que se pueden hacer mejor. Y otras que se deben mantener. En todos estos años me quedo con que el equipo ha competido y lo ha hecho bien. Aunque en algunos momentos hayamos ganado de uno y, en otros, perdimos de uno. Eso nos da confianza, pero también ese punto de humildad, de saber que cualquiera te puede ganar. Hay que encontrar ese buen nivel entre la humildad y la ambición. 

 Tras varios días, ¿ya ve cosas que van saliendo bien y otras que hay que mejorar?

Seguro que los entrenadores lo ven mejor que yo. Yo observo algunas, pero no todo. Todo tiene su proceso y llegamos a Vigo en esta primera etapa de la concentración. En los partidos de jueves y viernes todavía no estaremos a nuestro máximo nivel, pero iremos probando y ajustando cosas. También comprobaremos lo que hay que mejorar y observar hacia dónde ir. 

Con los años, sí que ve si algo pinta bien o no. 

Como todos, tenemos nuestras fortalezas y tenemos nuestras debilidades. Buscaremos nuestro juego óptimo y, después, no siempre las cosas son perfectas. Esto es una realidad, en el baloncesto y en la vida, pero sí creo que el equipo está preparado para gestionar lo que venga de la mejor manera posible. 

Tiene 33 años, ¿cómo es ejercer ya de veterana?

Sí que ves las cosas desde otra perspectiva. Con los años, cambias como persona y cómo jugadora. No es algo que sea para bien o para mal. Es algo a lo que hay que ir adaptándose. Cuando eres veterana en el equipo ves cosas que no lo haces mejor o peor, lo haces porque las has vivido antes. Y tratas de aportarlas al grupo. Y, después, hay otras que no cambian que es intentar dar la mejor versión al equipo. Y eso es lo que, en este momento, puede ayudar más a conseguir el objetivo del equipo que, al final, también es tu objetivo. 

¿Cómo se encontró al volver a la liga española?

Fueron muchos años sin jugar en España y este ha sido el de vuelta. Y resultó muy bueno porque pudimos conseguir un título de liga muy especial para el club. Llevan unos años haciendo un gran trabajo y han podido conseguir una liga que forma parte de un proceso en el que han visto al equipo crecer. Tuve la suerte de poder formar parte de este proceso, es una vuelta inmejorable. 

¿Cómo cambia el estar en el Ekaterimburgo, que tiene que ganar todos los partidos, a militar en el Valencia, que sabe que en Europa les va a costar más?

Intentas adecuarte al objetivo del equipo. Y hay cosas que no cambias como tu exigencia, tu responsabilidad, el compromiso y el trabajo. Eso no varía en función del lugar en el que estás. Y sí que, a partir de ahí, enfocas a partir del objetivo del equipo y del momento en el que está. Y nuestra temporada ha sido muy buena, estuvimos a las puertas de la Final Four de la Euroliga en el primer año en el que la jugaba el equipo y pudimos obtener esa liga, que era muy complicado. Te adaptas al momento en el que estás y estoy feliz por poder conseguir los objetivos que nos marcamos al principio de temporada. 

¿Cómo es Raquel Carrera de compañera, que en Vigo estuvo también en esa fase de formación?

Raquel ha jugado a un nivel espectacular esta temporada. Tanto en la liga española como en Europa. Aparte de su talento innato, tiene una capacidad para leer el juego poco habitual para jugadoras de su edad y una gran serenidad en los grandes partidos. Además, me parece espectacular la forma en la que está gestionando todo lo que le está pasando alrededor. Creo que es de valorar y, personalmente, coincidir con ella me ha ayudado muchísimo. A veces, pienso que soy yo la que tengo que enseñar, y ella me ha enseñado muchísimas cosas. Lo hemos pasado muy bien y ha sido un placer compartir pista con ella. 

¿Piensa en París para colgar después la camiseta de la selección?

Nunca sabes. Eso creo que sí que lo vas aprendiendo haciendo el camino. Nunca sabes lo que puede pasar y todos soñamos esos Juegos de París, pero ahora hay que centrarse en lo que toca este verano, que tenemos que conseguir la clasificación para poder seguir soñando con ellos. Pero sí, claro que lo sueño, pero después vuelvo al día a día para marcarme los objetivos más cortitos.

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