Economía

Toca hacer política económica en serio

Felipe González y Alberto Núñez Feijóo, en un acto en 2017.
photo_camera Felipe González y Alberto Núñez Feijóo, en un acto en 2017.
Las luces de alarma de catástrofe sanitaria y económica están encendidas. El Titanic español se hunde y la fiesta continúa como si no hubiese un mañana. Y en parte es verdad porque para algunos, por desgracia, no lo habrá.
La situación está empeorando –si alguien lo duda que mire los datos sanitarios y macroeconómicos– pero no sirve de consuelo que a los mandos estén personajes como Pedro Sánchez, Isabel Díaz Ayuso o Quim Torra. Tampoco que haya problemas en otros países, porque también los hay donde las cosas se hacen razonablemente bien en la gestión de la pandemia y en el mantenimiento a flote de la economía. Mientras, son cada vez más las personas informadas que admiten haber perdido la esperanza de que haya una gobernanza real en España y no solo propaganda.
Incluso en Europa hay problemas, a pesar de los esperanzadores planes aprobados este verano con el impulso de Alemania. Un medio de prestigio como el Frankfurter Allgemeine Zeitung constata que en el tema migratorio –hoy más actual que nunca– no se vislumbran ni diálogo ni consensos, la cumbre virtual con Pekín tampoco trajo grandes avances, el tratado con Mercosur sigue en el aire, las relaciones con Washington y Moscú se mantienen a nivel de frigorífico y las negociaciones sobre el Brexit con el Reino Unido permanecen estancadas.
Y en España es tal el desbarajuste económico que a los socios europeos les parece incomprensible que sigan estando en vigor –y sin fecha de caducidad– los Presupuestos Generales del Estado de 2018. En realidad, no solo a los socios europeos, también a cualquier observador español sensato y a políticos de cierto nivel, como el socialista Felipe González. En su caso, incluso va más lejos al reconocer que le genera inquietud pactar “un proyecto de país” con “la gente que no cree en que el país deba continuar”, en alusión a las negociaciones del Gobierno de Pedro Sánchez con los partidos independentistas.
“Todavía no sabemos cuál es el techo de gasto, cuál es la previsión de ingresos. No sabemos ninguna cifra”, alerta desde Clarín el ex presidente socialista que gobernó España en su época de mayor modernización. La etapa de la política del marketing meramente propagandístico debería terminar ya. Dio resultados electorales, pero ahora toca otra cosa. El presidente del Gobierno haría bien en dejarse asesorar por quienes saben y, además, saben hacer Política. Con mayúsculas, claro.
Otro socialista con experiencia en la gestión local, autonómica y estatal, José Luis Méndez Romeu, también lamenta que, mientras se eluden los grandes problemas, el debate político esté dominado por otros asuntos de rango inferior, como la ausencia del Presidente del Gobierno en las Cortes o del Jefe del Estado en Barcelona, los indultos a los presos secesionistas, o la tan socorrida memoria histórica. Cortinas de humo en estos momentos.
“No forman parte del debate político las carencias de médicos, especialmente de familia y pediatras, y de enfermeros, profesiones en las que la precariedad es máxima, los salarios bajos y la presión laboral muy intensa”, escribe este ex secretario de Estado y ex conselleiro en Mundiario. 
Por si fuese poco, en el frente económico las propuestas de expertos que alertan de la necesidad de presentar proyectos industriales relevantes para la ejecución de los fondos europeos, tampoco encuentran eco en los centros políticos de decisión. @J_L_Gomez

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