Stellantis Vigo da por finalizado el año con un volumen de producción de 495.400 coches, líder en España. Es el tercer mejor registro de su historia en plena pandemia y pese al fuerte impacto de la crisis de los microchips. De hecho, los problemas de suministros de componentes impidieron ensamblar 110.000 vehículos con los que la factoría de Balaídos hubiera rebasado las 605.000 unidades, récord histórico.
El volumen productivo de este año supone una ligera caída de un 0,6% con respecto a 2020 cuando logró su segunda mejor marca con algo más de 498.600 coches, mientras que la primera fue en 2007 con 547.000.
La planta automovilística inicia hoy el parón navideño hasta el próximo 4 de enero y las previsiones para el primer trimeste de 2022 son de alta actividad con una producción de unos 2.300 coches al día, amplia apertura en los turnos de noche y saturación los fines de semana. Eso sí, bajo amenaza de nuevas paradas por los microchips, una crisis que el sector tiene asumido que se prolongará durante todo el próximo año. La factoría viguesa se blindó con un nuevo ERTE que se aplicaría, en el caso de ser necesario su uso, durante un máximo de 75 días. Sólo cubrirá a los trabajadores indefinidos, unas 5.000 personas, tanto si tienen contrato a tiempo completo como parcial y una compensación económica del 80% del salario. Situación similar se dará en la industria auxiliar ya que todas las empresas de componentes también aprobaron o están negociando regulaciones de empleo para el próximo año.
En el resto de España, igual. Ayer mismo la factoría de Opel Zaragoza (del Grupo Stellantis) acordó un ERTE para un máximo de 80 días de paradas y la factoría de Ford Almussafes (Valencia) planteó la negociación de uno para aplicar el primer trimestre.
El sector encara el nuevo año con la subida del impuesto de matriculación a partir del 1 de enero que supondrá un encarecimiento de los precios de los coches. La patronal de los concesionarios, Faconauto, estima que este incremento hará perder hasta 100.000 ventas de vehículos.
