Economía

El PIB de Alemania retrocedió un 0,1% en el segundo trimestre y deja al país al borde de la recesión

Sede del Banco Central Europeo
photo_camera Sede del Banco Central Europeo
El Ministerio de Economía de Alemania atribuye la contracción a factores externos y defiende la robustez de la economía doméstica

La economía de Alemania, la mayor de Europa, registró entre abril y junio una contracción de la actividad del 0,1% en comparación con el primer trimestre de 2019, cuando el PIB germano creció un 0,4%, según el dato preliminar de la Oficina Federal de Estadística (Destatis), que confirma el frenazo de la `locomotora europea` por el lastre de la guerra comercial y la recesión industrial.

"La evolución de la balanza comercial internacional frenó el crecimiento de la economía, puesto que las exportaciones registraron una mayor caída trimestral que las importaciones", aseguró la oficina estadística germana, que ofrecerá información con más detalle sobre el desempeño de la actividad económica de Alemania el próximo 27 de agosto.

En la comparación intertrimestral, Destatis destaca que la demanda doméstica volvió a tener una contribución positiva, con un incremento del consumo de los hogares respecto del primer trimestre, así como del gasto público.

Asimismo, la oficina estadística germana señaló que entre abril y junio también se incrementaron las inversiones, aunque la formación de capital fijo en la construcción fue inferior a la de los tres primeros meses de 2019.

No obstante, subrayó que este desempeño de la economía en el segundo trimestre fue alcanzado con 45,2 millones de ocupados en Alemania, lo que representa un incremento de 435.000 respecto del mismo periodo de 2018.

El Ministerio de Economía y Energía de Alemania ha señalado tras conocerse la contracción del PIB en el segundo trimestre que los conflictos comerciales han empeorado recientemente y las perspectivas de un `Brexit` ordenado no han mejorado, lo que ha enfriado el comercio y la economía global, perjudicando a la industria alemana, mientras que la economía doméstica sigue siendo robusta.

"En este contexto, los indicadores económicos se han debilitado. Las ventas y los nuevos pedidos en la industria son notablemente más bajos que hace un año y el clima de negocios se ha deteriorado significativamente", ha reconocido el Ministerio, aunque ha defendido que "la economía nacional permanece intacta", destacando que el empleo y los salarios están aumentando y las políticas monetarias y fiscales están dando impulsos positivos.

EL FINAL DE UNA "DÉCADA DORADA" PARA ALEMANIA.

"El dato del PIB definitivamente marca el final de una década dorada para la economía alemana", ha afirmado Carsten Brzeski, economista jefe de ING Alemania, para quien, a pesar del crecimiento en 35 de los últimos 40 trimestres, desde el tercer trimestre de 2018 la economía se encuentra de facto en una situación de estancamiento, con un crecimiento trimestral medio del 0%.

"Fue una década de fuerte crecimiento gracias a las reformas estructurales anteriores, el estímulo fiscal, el apogeo de la globalización y los esteroides proporcionados por el BCE en forma de tasas de interés bajas y un euro relativamente débil", precisa el experto.

El empeoramiento de la coyuntura económica llevó el pasado mes de abril al Ministerio de Economía de Alemania a rebajar a la mitad su pronóstico de expansión para 2019, dejándolo en el 0,5%, lo que sería el peor dato desde 2013, frente al 1% anticipado el pasado mes de enero, como consecuencia del impacto negativo de factores externos como la incertidumbre que rodea el `Brexit` y las tensiones comerciales.

La desaceleración de la economía alemana ha forzado en menos de un año a Berlín a recortar a la cuarta parte su previsión de crecimiento del PIB en 2019, ya que originalmente confiaba en una expansión del 2,1%, que en octubre de 2018 ya rebajó al 1,8% y de ahí al 1% el pasado 30 de enero.

No obstante, de cara a 2020, el Gobierno germano prevé que la economía alemana recobrará parte del pulso perdido este año y registrará un crecimiento anual del 1,5%, en línea con la expansión del PIB en 2018.

"No hay necesidad de pánico, sino de actuar", apunta Brzeski, para quien el futuro de la economía germana depende en gran medida de la evolución de eventos externos y de las medidas que tome Berlín, añadiendo que Alemania requiere de un doble estímulo, incluyendo un paquete de medidas a corto plazo y otras dirigidas a elevar el crecimiento potencial del país.

"Las palabras de moda son bien conocidas: digitalización, protección del clima, transición energética, infraestructura y educación", destaca el analista de ING Alemania.

La incertidumbre sobre la evolución económica de Alemania se ha cobrado un elevado peaje en los mercados, provocando que la confianza de los inversores alemanes caiga en el mes de agosto a su nivel más bajo desde diciembre de 2011, según el indicador elaborado por el instituto de investigaciones económicas ZEW, cuya lectura se ha situado en -44,1 puntos, frente a los -24,5 del mes anterior, muy por debajo de la media histórica de 21,6 puntos.

Por su parte, la valoración de la actual situación de la economía alemana ha empeorado en agosto hasta situarse en -13,5 puntos, frente a los -1,1 del mes anterior, su peor lectura desde mayo de 2010, subrayando que los inversores germanos dan prácticamente por hecha la contracción del PIB de Alemania en el segundo trimestre.

Te puede interesar