El mundo rural sale a la calle contra las leyes del Gobierno

La plataforma ciudadana SOS Rural no se va de vacío en la protesta que organizó ayer en Madrid: varios centenares de colectivos del mundo rural y personas a título individual decidieron apoyar su acción, mostrando así cierto músculo a la hora de reinar en la cancha de la protesta rural. Se presentaron en Madrid con ganas y sus organizadores no se amedrentaron, haciendo saber cuáles son sus reivindicaciones y su posición en contra de las leyes que, entienden, les suponen un problema para seguir su actividad en el medio rural.

Muchas fueron nombradas: la Ley de Bienestar animal, para cuya derogación incluso se recogieron firmas; la política hidrológica, que ven ineficiente para asegurar la producción agraria; y mucho protagonismo para la Agenda 2030 porque no comparten su filosofía ni objetivos.

Cazadores, cetreros, transportistas, agricultores y ganaderos hicieron su recorrido desde Atocha a Cibeles, precedidos por varias filas de tractores y de camiones que, convocados por la plataforma nacional en defensa del transporte, hicieron sonar sus bocinas por el paseo del Prado.

Uno de los cazadores que acudió es Juan Gamella, quien expresó la necesidad de apoyar estos actos de protesta para defender al mundo rural. Gamella asegura que la caza, por ejemplo, es una fuente de ingresos “muy importante” para el mundo rural y, sin embargo, el Gobierno la está poniendo “en serio riesgo”.

Samuel Prieto es agricultor de Horche (Guadalajara) y se manifestó en contra de normativas, como la Agenda 2030, que “nos obligan -dijo- a cumplir muchos requisitos” hasta “aburrirnos y abandonar”. Se quejó de que las leyes que se están aprobando hacen que el mundo rural se sienta “proscrito”. Además, lamentó que los responsables políticos legislen “desde un despacho en Madrid, sin conocer la realidad” del campo.

Alfonso Valenzuela, de la organización política Defensa Social, participó junto a un centenar de miembros de este colectivo, llegados incluso desde Canarias para apoyar unas reivindicaciones “justas”. Entre los principales “problemas” que señala están la “competencia desleal” de los alimentos importados desde países terceros o la “falta general de apoyo al sector primario”.