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Mujeres del mar, una lucha continua por la igualdad

Un grupo de rederas de la asociación O Cerco de Cangas do Morrazo en plena faena con los aparejos de pesca.
photo_camera Un grupo de rederas de la asociación O Cerco de Cangas do Morrazo en plena faena con los aparejos de pesca.
Armadoras, marineras, patronas de barco, mariscadoras y rederas relatan con motivo del 8M sus vivencias en la pesca, que se ahoga por la falta de relevo generacional

Hablan desde la pasión que sienten por el mar. Ellas, las armadoras que gestionan trabajos en tierra y agua, las rederas que dan la puntada necesaria, las mariscadoras contra viento y marea y las patronas y marineras a bordo de los barcos. “Tenemos que seguir luchando, si no lo hacemos nosotras…”, dicen a las puertas del 8M, una fecha para reivindicar su trabajo y “dignificar el sector para atraer a las nuevas generaciones”. 

Pilar Nogueira lleva desde los 15 años como redera, es la cuarta generación familiar. Ahora tiene 55 y ve con tristeza el futuro ante la falta de relevo generacional. “No hay nadie que venga detrás, me apena que se pueda perder esta profesión que refleja la cultura gallega, es parte de nuestro saber y de los pueblos marineros”. Es la presidenta de la asociación de rederas O Cerco de Cangas. “Hemos luchado mucho, conseguir el coeficiente reductor fue una pelea y nos sentimos muy orgullosas de haberlo logrado. Necesitamos el relevo generacional para dar continuidad a nuestra actividad, lo que hacemos es arte”. Otro asunto que trae de cabeza a este colectivo son las “prácticas ilegales en artes menores porque al ser aparejos de menor tamaño se los llevan a casa”.

 

 

A Pilar le apasiona su trabajo, una profesión que le enseñó su tía y su abuela. “Mis hijas no se van a dedicar a esto, reconozco que me da pena”, cuenta.

Carmen Chamorro también es redera y armadora de cerco, integrada en la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI). “Lo llevo en el ADN, me crié entre aparejos”, cuenta esta nigranesa que proviene de una familia de marineros. “En mi caso es vocacional, mis abuelos pescaban y confieso que me hubiera gustado que mis hijas siguieran mis pasos, pero ninguna quiso y creo que es porque pudo más el relato social”. Chamorro lamenta que “la pesca sea una profesión tan denostada y de poco prestigio” y dice estar “un poco harta de que sólo se hable de lo malo”. “No cambio estar al aire libre por una oficina cerrada”. “Es cierto que no hay ingresos fijos, pero eso también pasa con muchos autónomos en tierra, y la pesca de bajura permite poder conciliar mejor que otras actividades. Yo pude hacerlo y me alegro”.

Carmen tiene un barco en O Berbés junto a su hermano. Él va en el puente, a la captura de sardina y jurel, y ella se dedica a las redes y lleva todo el papeleo y las gestiones. “La parte empresarial no es fácil. No me he sentido discriminada, pero hay machismo". 

Esta armadora ve muy necesario un cambio en el sector. “Lo primero sería subir el precio del pescado en origen porque está muy bajo y eso que hace que los salarios sean también bajos y hay que implantar las nuevas tecnologías, en la comercialización por ejemplo, para poder atraer a los jóvenes”.

Pilar Estévez gestiona una empresa en Vigo con dos buques de altura que faenan en Gran Sol. Estudió pedagogía, pero cerró su gabinete para empezar a ejercer como armadora. “Cuando falleció mi padre tomé las riendas del negocio familiar, nadie me obligó, lo hice de forma espontánea y ahora con 62 años te diría que no sabría hacer otra cosa. Me encanta”. “Hay pocas mujeres armadoras, pero muy potentes. Trabajamos muy duro, el teléfono está abierto 24 horas para gestionar problemas en tierra y en mar”. Queda mucho por hacer para lograr que sea un sector atractivo, es necesario cambiar la perspectiva de negocio”. Pilar lleva tres décadas trabajando en pesca y fue hace 20 años cuando tomó las riendas de la empresa familiar. “Tuve una gran suerte cuando empecé porque iba de la mano de mi padre, me sentía protegida”.

Al frente de la asociación provincial de armadores de cerco está Lupe Piñeiro. Tiene un barco en O Berbés, ‘Noliko’, con su marido Lolo en el que trabajan también su cuñado, su sobrino y desde hace poco su hijo. “El mar es una profesión que engancha, vivo el mar desde la pasión y me veo obligada a pelear para que la situación mejore y tenga futuro. Se lo debo a ellos”, cuenta recordando a sus abuelos, ella pescantina y él carpintero. “La pesca es un sector muy desprestigiado, como el sector primario en general, la gente joven está muy desconectada y es una pena porque hay trabajo, aunque nos pongan piedras en el camino como las cuotas o los bajos precios, pero eso ya es otro tema. Hoy hablamos de que, aunque somos pocas mujeres en la pesca, vamos sumando y aportando mucho. Vamos a seguir peleando".

“Estamos orgullosas de estar en este sector”

Jessica y Nuria están formándose en el Instituto Marítimo Pesqueiro do Atlántico en Vigo. Ambas tienen experiencia como marineras y patronas de buques de pasaje y están "muy contentas y orgullosas de formar parte de este sector tradicionalmente masculino, felices de poder entrar en este mundo". 

Jessica y Nuria se forman en el Instituto Náutico Pesqueiro de Vigo.
Jessica y Nuria se forman en el Instituto Náutico Pesqueiro de Vigo.

“Me encantaría ir a Malvinas o Terranova, tengo muchísima ilusión, me apetece un montón probar cosas nuevas", cuenta Jessica Loureiro, que sueña con embarcar en un barco de pesca de altura. Esta pontevedresa es una ‘rara avis’ porque en su caso no hay influencia familiar. “Nadie de mi entorno se dedica a la pesca, de hecho mi madre me frena un poco porque preferiría que trabajara en litoral, pero tengo muchas ganas de probar”. Hizo el ciclo medio de puentes y está a punto de acabar el ciclo superior para transporte marítimo y pesca de altura.

Nuria Sanjuás también se formó en este instituto ubicado en Beiramar, donde era la única mujer cuando estudiaba el ciclo superior de máquinas y ahora está acabando el de puente. “Animo a las jóvenes a trabajar en esta profesión, hay salidas profesionales y es muy interesante, al menos en mercante porque en pesca no tengo experiencia". Nuria es bióloga y estuvo embarcada en buques de transporte de pasajeros en la Ría y en barcos de Salvamento Marítimo. “Mi padre era reder y marinero. Hace unos años me fui a Canarias, donde monté un restaurante y cuando volví a Vigo empecé a estudiar y a formarme para intentar trabajar en este sector”. Lo logró.

Mariscadoras de la Ría batallan “por nuestras madres y abuelas”

Las mariscadoras de la Ría de Vigo llevan semanas sin poder faenar por la falta de recurso. Unas hacen trabajos de limpieza de algas en las playas, otras labores de resiembra para poder repoblar los bancos marisqueros. Todas, con un futuro incierto. “No sabemos qué va a pasar, la inseguridad laboral que tenemos ahora mismo es absoluta. Desde el 1 de julio al 30 de octubre del año pasado estuvimos por primera vez en paro”, indica Nuria Novelle, vicepresidenta de la agrupación de mariscadoras a pie de la cofradía de pescadores San Xoán de Redondela.  

Un grupo de mariscadoras en Cesantes hace unos meses, cuando podían trabajar.
Un grupo de mariscadoras en Cesantes hace unos meses, cuando podían trabajar.

Lanzan un SOS a la administración para que tome medidas efectivas y apoye al sector primario. “Los efectos del cambio climático y las lluvias intensas mataron el recurso y el furtivismo lo remata. Tenemos que estar vigilantes por la noche, es una situación muy preocupante", argumenta.

Otra preocupación que tiene este colectivo es el de la falta de relevo generacional. “No hay gente que nos siga, este sector está poco dignificado y eso hay que cambiarlo o no habrá futuro”. 

Nuria también preside Amarturmar, marca comercial que promociona el turismo marinero. “Vi una oportunidad para crear y hacer otro tipo de labores más allá de lo puramente extractivo”. “Soy hija y nieta de mariscadores y marineros, reconozco que empecé sin que me gustara esta profesión, pero entré y llevo 15 años. Somos una gran familia”, dice de sus compañeras de la agrupación y en recuerdo en este 8M de “las madres y las abuelas” que les transmitieron sus conocimientos sobre el marisqueo a pie

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