La flota de Malvinas cambia los calamares por merluza

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Los barcos congeladores con base en Vigo se mantienen operando en el entorno de las islas en busca de otras capturas tras el cierre del caladero

Congeladores de la flota de Malvinas, durante una de sus paradas en su base de Beiramar, en Vigo.
Congeladores de la flota de Malvinas, durante una de sus paradas en su base de Beiramar, en Vigo.

La flota de Malvinas sigue en el Atlántico Sur desde agosto, aunque la mayoría de los 17 buques de empresas mixtas viguesas y de Falkland han decidido abandonar las aguas de las islas británicas y buscar en las inmediaciones otras especies interesantes. Y no va a ser fácil: el área situada fuera del caladero, mar internacional, se encuentra “invadido” por pesqueros de todo el mundo, en especial de Extremo Oriente. Pero no hay otra posibilidad, al haberse cerrado la pesca del calamar loligo tras confirmarse que de nuevo, como el año pasado en estas fechas, no hay producto suficiente para autorizar capturas. De hecho, es peor que en 2023: en la primera temporada los buques con base en Vigo sumaron unas 45.000 toneladas. Y en la segunda, unas 15.000, hasta que los biólogos señalaron que no se podía continuar por la escasez del cefalópodo. Este año, de nuevo una buena primera campaña -más de 50.000 toneladas- pero la segunda no llegó siquiera a iniciarse. “Ni siquiera hubo campaña, esta es la realidad, pero nuestros barcos siguen allí en busca de otras especies para evitar un descalabro económico total”, señalaba de forma descriptiva Javier Touza, presidente de la cooperativa de armadores del puerto de Vigo. Él mismo, a través de la empresa Chymar SA, tiene en la zona dos buques operando. “Queda claro que este año no vamos a cumplir objetivos, tratamos de reducir los daños, y una opción es la pesca de la merluza, aunque las capturas estarán por debajo”, señaló. Biólogos de Falkland están ahora haciendo nuevos estudios para tratar de averiguar por qué de nuevo la biomasa se redujo por debajo de 10.000 toneladas. Entre las causas que se barajan se encuentran un cambio en la salinidad y también en las corrientes, que afectarían sobremanera en la segunda mitad del año.

Queda además por resolver el pago del canon al Gobierno de Falkland por permitir explotar en exclusiva el caladero. Aunque la flota de Malvinas no ha sumado ni un kilo, se mantienen las obligaciones firmadas. Javier Touza no quiere entrar en este asunto, y señala que está todavía en estudio, aunque reconoce que no va a ser fácil conseguir que Falkland renuncie a unos ingresos que son claves para mantener la economía de las islas reclamadas por Argentina.

Sobre este asunto, se pronunció la presidenta de la Asociación de empresas pesqueras de las Islas Malvinas (FIFCA, por sus siglas en inglés), Cheryl Roberts, quien valoró a la publicación viguesa “Industrias Pesqueras” la situación “desafiante” luego del cierre anticipado de la segunda temporada en 2023. Citó los altos precios del combustible, los elevados niveles de inflación en la cadena de suministro global que no se habían experimentado en décadas y las altas tasas de interés de los préstamos que “se suman a un entorno ya desafiante, particularmente en un momento en el que alrededor del 20 % de la flota de calamar loligo se está renovando actualmente -con nuevos barcos, uno recién botado en Vigo- o está a punto de renovarse con un coste de capital sustancial”. Añadió que no tiene precedentes en la pesquería de loligo que los barcos se movilicen para la temporada y luego la pesquería no siga adelante."Seguimos comprometidos a trabajar en colaboración con el sector pesquero en el asunto y buscar el mejor resultado posible para la pesquería", aseguró.

El calamar es el principal recurso desde Malvinas, con el 90% de las exportaciones pesqueras dirigidas a la UE a través de las empresas mixtas con base en Vigo.

El cierre del caladero

Como ya informó este diario, en julio Pesca de Falkland (FIFD, por sus siglas en inglés) realizó un estudio científico previo a la temporada de pesca de Calamar Loligo, en estrecha colaboración con las empresas viguesas que faenan en el caladero. Los resultados mostraron la segunda estimación de biomasa previa a la temporada más baja desde 2008, por debajo del umbral seguro de reposición de existencias del Departamento de Pesca fijado en 10 000 toneladas. Tras la consulta del FIFD con la industria pesquera, se acordó adoptar un enfoque precautorio y retrasar el inicio de la temporada de pesca, activando posteriormente un nuevo estudio en agosto. Los hallazgos revelaron que la estimación de biomasa promedio ahora estaba muy por debajo del umbral seguro de 10 000 toneladas, lo que hizo imposible iniciar la segunda temporada.

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