Las subidas de la luz y las materias primas ponen en jaque a la industria viguesa

Stellantis Vigo.
photo_camera Stellantis Vigo dejó de fabricar cerca de 90.000 coches este año por la falta de microchips.
Todos los sectores clave, afectados por la “tormenta perfecta”: automoción,  naval, metal, pesca, construcción, logística o transporte.  Muchas empresas priorizan la producción en “horas valle” de coste eléctrico; el motor retrasa a 2023 la salida de  la crisis de los microchips; amadores y transportistas, al borde del colapso

Tarifazo eléctrico, escasez de materias primas y precios desorbitados. Es el cóctel molotov al que se enfrenta la industria en la era pospandemia, una situación que está comprometiendo muy seriamente la recuperación económica.

“El impacto sobre los costes de producción es muy difícil de eludir, es una situación muy complicada que no se va a resolver a corto plazo”, señala el presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), Juan Manuel Vieites, que advierte de la “pérdida de competitividad” que generará a futuro en todos los sectores. Porque ninguno se escapa: automoción, naval, metal, pesca, construcción, logística, pesca, transporte, comercio. “Todos están afectados”.

El encarecimiento de la electricidad está suponiendo un duro mazazo para la industria que ve “inasumible el coste e impide que seamos competitivos”, apunta la patronal metalúrgica gallega Asime.

“En estos momentos las empresas han tomado la decisión de no paralizar la producción porque consideran que el perjuicio sería mayor que el excesivo coste de la luz, no quieren perder carga de trabajo ni tener penalizaciones, pero si esta situación continúa en las próximas semanas se podría valorar una paralización de la actividad. Esperemos no tener que llegar a ese punto”, señala el secretario general Enrique Mallón, que constata que algunas compañías están produciendo en la denominada hora valle con el coste de la luz más bajo.

“Son medidas puntuales y paliativas, pero muchas pymes tienen poco margen para hacerlo", indica Mallón.

Asime entiende que “se trata de una cuestión de país que requiere una actuación inmediata y directa por parte del Gobierno para no estrangular más a la industria gallega y española porque somos el motor de la economía". Llegados a este punto, la patronal del metal se atraganta un poco al hablar de 2022.

“No nos queda otra que confiar en que la situación se va a corregir, pero con la experiencia de la pandemia ya no nos atrevemos a dar nada por seguro. Hay empresas que aún están con ERTE y si esta situación se mantiene hasta el próximo año me temo que ya serán de extinción”. 

Hasta 2023 retrasa el sector de la automoción una solución a la crisis de los microchips que está provocando una debacle en las fábricas y las auxiliares, véase Stellantis Vigo y su red de proveedores.

“El desabastecimiento de ciertos componentes es un problema real y grave que afecta a toda la industria”, apunta el Clúster de Automoción Gallego (Ceaga) que enumera un sinfín de materias primas que escasean y son más caras: acero, aluminio, cobre, lubricantes, pinturas, barnices, caucho, semiconductores y materiales de embalaje como el cartón o el plástico, entre otros. A ello se suma un fuerte incremento de los costes energéticos en muy corto espacio de tiempo. 

“Es una situación inédita en las últimas décadas la que estamos viviendo con el precio desorbitado de la electricidad y materias primas, escasez de componentes y los costes logísticos que generan una situación de grandísima complejidad desde el punto de vista de gestión de la empresa, a lo que se suma la falta de personal cualificado”, explica  Asime.

“La recuperación de China es clave para volver a la normalidad”

La industria viguesa tiene la vista puesta en China, como medio mundo, porque la rápida recuperación de su economía está provocando una altísima demanda de materias primas por parte del país y eso hace que escaseen en Europa, por ejemplo.

“En cuanto tengan sus necesidades cubiertas habrá mayor disponibilidad de productos para el resto, así que confiamos en que la escasez de materias primas se corrija pronto”, señala la patronal metalúrgica gallega, que apunta a una “actuación decidida por parte de la Unión Europea para incentivar la producción aquí y reducir la dependencia exterior”.

Gran preocupación entre los armadores: “Estamos ante la tormenta perfecta”

¿Hasta qué punto podrán las empresas pesqueras abosrber los enormes costes a los que nos enfrentamos? Es la pregunta que se hace el presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), Javier Touza, que se muestra muy preocupado por la “tormenta perfecta ante la que estamos por los sobrecostes del covid": cierre de fronteras que dificulta la actividad de las flotas, encarecimiento de materias primas como cartón, plástico o redes de pesca, el efecto Brexit en la pesca, encarecimiento de los costes logísticos, subida de la electricidad con enorme repercusión en los frigoríficos y plantas de elaboración.

Y los carburantes, que en el caso del sector marítimo se han incrementando un 51% en el último año, según los precios medios tomados en Vigo entre agosto de 2020 y 2021. Además, los armadores ven con inquietud la propuesta de la UE sobre la aplicación de un impuesto ‘verde’ sobre el gasoil marino de entorno a un 7%. “De momento no se están produciendo amarres de flotas por esta circunstancia, pero desde el sector estamos muy preocupados y así se lo hemos mostrado a las más altas instancias de nuestro país y de la UE”, señala Touza. 

Otro sector que también se ve amenazado por la subida de los combustiles es el del transporte que “sitúa a las empresas al borde del colapso". “No podrán soportar muchos meses más trabajando con márgenes inexistentes o con pérdidas”, indica la Federación Galega de Transportistas Apetamcor, que advierte de que “esta situación, unida a la gran escasez de conductores profesionales, pone en riesgo el abastecimiento de la población”

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