Teresa Abelleira aterrizó ayer en Vigo como campeona del mundo de fútbol
Con vítores. Algún 'campeona' resonó en el aeropuerto de Peinador. Y, sobre todo, muchos aplausos y fotografías con los aficionados y algunos curiosos que por allí se acercaron. Así aterrizó la pontevedresa Teresa Abelleira ayer en Peinador, tras conquistar el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Una veintena de seguidores esperaron a su avión, que llegaba desde Ibiza tras pasar unos días de asueto con sus compañeras de vestuario. Bien merecido. Viajó con la medalla, de la que parece que no se va a desprender nunca y la mostró nada más salir de la terminal, muy orgullosa.
“Estoy muy cansada. Han sido unos días de mucho tute pero estoy super feliz por lo conseguido. Todavía no somos conscientes de ello”, comentó la jugadora, que acudía nada más aterrizar a una fiesta en Pontevedra en su honor. Su transcendencia en el juego del equipo fue clave para conseguir la presea de oro, dando equilibrio en el medio campo, aunque “para ganar un Mundial hace falta 23 jugadoras que estén enchufadas, y estábamos preparadas para rendir”. Aunque, lo más importante cuando las piernas te fallan es la motivación. Y de eso tanto Teresa como todas las integrantes de la selección española iban sobradas: “Lo veníamos diciendo, que teníamos mucho potencial y que algún día íbamos a conseguir algún éxito. Y eso llegó”.
🤍🇪🇸 Así recibieron a Teresa Abelleira en la Praza da Pedrería en Pontevedra
— Real Madrid Femenino 🤍 (@madridfeminfo) August 24, 2023
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Antes de continuar con sus vacaciones, esta vez más familiares, tocó ayer reunirse con sus vecinos, los que le apoyaron desde el principio. “Se me ponen todavía los pelos de punta cuando veo el apoyo y las celebraciones que había en Pontevedra. No pensaba recibir tanto apoyo desde tan lejos, pero estoy encantada. Tengo que agradecérselo y hoy (por ayer) por fin puedo estar con ellos cara a cara”, declaró Abelleira. Tras un pequeño tiempo de desconexión en Galicia, el día 30 se incorporará a los entrenamientos con el Real Madrid.
Recordó el pitido final como el mejor momento de todo el campeonato, una explosión de sensaciones que “son una locura, se te viene todo a la mente. Aunque lo mejor es cuando abracé a mi familia”. No se quiso pronunciar sobre la polémica con Luis Rubiales porque, lo importante, es que son campeonas del mundo y que cuentan con una estrella en el pecho. Que nadie lo eclipse.