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Los Juegos del matrimonio

Suso y Nuria formaron parte del equipo español de remo en los Juegos de Atenas 2004, de los que ambos guardan un recuerdo agridulce
photo_camera Suso y Nuria formaron parte del equipo español de remo en los Juegos de Atenas 2004, de los que ambos guardan un recuerdo agridulce
Los remeros Suso González y Nuria Domínguez están casados y acumulan cuatro citas olímpicas, la de 2004 en común
Llevan 18 años juntos y todavía más tiempo enamorados del remo. Suso González (Tui, 1974) y Nuria Domínguez (Toronto, 1974) mantienen una relación desde 2002 -están casados desde 2010- que nació, creció y se afianzó a través de su deporte. Una pasión común, que encontró su cima en 2004, cuando los dos representaron a España en los Juegos de Atenas.
"Ahora, con el paso del tiempo, tengo mejor recuerdo, pero en el momento no lo disfruté mucho", explica el tudense. "Llegamos en unas condiciones físicas lamentables", comenta Suso, que formaba parte del cuatro sin timonel español que finalizó duodécimo. "Hicimos una preparación infernal y llegamos destrozados", recuerda.  Para su esposa, que además de en Atenas estuvo presente en Pekín y en Atlanta, el recuerdo no es mucho mejor pese a su gran resultado. La sevillana se convirtió en la primera remera española en disputar una final y en conquistar un diploma olímpico con su sexto puesto en skiff. "Llegamos tan mal físicamente y era tal el estrés que padecíamos que no los disfutamos como es debido", relata Nuria, que muestra orgullo por su gran resultado pese al sufrimiento que pasó para conseguirlo. "Le bajaron todos los santos en semifinales", destaca su marido entre risas. "Como no estás en la Villa, no disfrutas del ambiente olímpico", apunta esta tudense de adopción, que encuentra su propia excepción: "Ahora, en Pekín sí que me lo pasé muy bien".
Nuria tuvo la posibilidad de ir a esos Juegos, algo que le faltó a Suso. Diferentes vicisitudes, cambios de tripulaciones, de entrenadores... "Son cosas que te hacen perder esos tres segunditos que son diferenciales", confiesa el tudense, que denuncia que le bajaron del barco de Río 2016 por "temas políticos".
De vuelta a esos Juegos en común en Atenas, ambos reconocen que su afán competitivo y el cansancio no permitían compartir demasiados momentos en pareja. "Nos apoyábamos psicológimente", rememora Suso. "Estabas tan cansada, que no tenías fuerza para disfrutar en pareja. Había que guardar las pocas energías para la competición", comenta.
Pero, pese a las dificultades, pervive la amiración mutua por haber tocado la cima del deporte mundial. "Suso está lleno de pasión y rema muy bien", expresa Nuria, que también valora su diploma: "Yo no era gran cosa y aquello aún me parece inalcanzable". Opinión que contradice su marido. "Tenía un nivel de la leche", afirma rotundo. Y eso es lo que queda. El orgullo de lo que fue por encima del lamento de lo que pudo ser. n

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