FORMULA 1

Velocidad total hasta la F1

Hace diez meses que el vigués de 26 años forma parte del colectivo de ingenieros de la escudería inglesa.
photo_camera Hace diez meses que el vigués de 26 años forma parte del colectivo de ingenieros de la escudería inglesa.
El vigués Alberto Freire es ingeniero de Aston Martin, el nuevo equipo de Fernando Alonso

Entre las más de 700 personas que trabajan en Silverstone en la construcción de los monoplazas de Aston Martin se encuentra un vigués. A sus 26 años, Alberto Freire forma parte del equipo de ingenieros que buscan la mejor configuración para que el coche de esta escudería sea el más rápido en los circuitos de la Fórmula 1.

Hace algo menos de dos décadas, miles de niños crecieron pegados al televisor, viendo como Fernando Alonso ganaba carreras cada fin de semana. Alberto era uno de esos niños. A su padre siempre le gustaron mucho los coches y le contagió ese entusiasmo. Cada domingo se levantaban juntos, “aunque la carrera fuese a las cuatro de la mañana”, asegura Alberto. Muchos fantaseaban con poder llegar a estar cerca de los monoplazas. Ya fuese como pilotos, mecánicos o ingenieros. Esta última fue  la opción  elegida.

Desde muy pequeño lo tuvo claro. Su llegada al mundillo dependería sus pasos. Así, Freire se planteó su formación pensando en el objetivo final: construir coches de Fórmula 1. Su insistencia cumplió la meta casi con la misma velocidad de los monoplazas. “Lo más importante es ser cabezota”, explica.

Cuando acabó sus estudios de bachiller, Alberto se trasladó a Madrid para estudiar ingeniería. En Vigo podía acceder a la misma formación. Sin embargo, en la capital podría encontrarse con personas que ya estaban en el universo automovilístico por antonomasia.

Fue en la facultad cuando tuvo el primer contacto con la alta velocidad. A través de ‘Formula Student’ formó parte de dos equipos muy diferentes. Este programa organiza campeonatos de coches a nivel universitario, donde los estudiantes preparan sus propios vehículos. Durante su intercambio en Illinois (Estados Unidos) formó parte de un equipo que acababa de empezar, pero disponía de todos los medios necesarios. “Fue una experiencia muy gratificante y me confirmó que esto era lo que quería”, reconoce Alberto. Ya en Madrid se unió al equipo de la universidad, encontrando un panorama totalmente distinto. “Aquí nos teníamos que buscar la vida para construir el coche”, señala. Sin embargo, Alberto asegura que fue entonces cuando aprendió más.

El último paso antes de llegar a la escudería inglesa ya fue en territorio británico. Al acabar sus prácticas decidió hacer un máster en Oxford Brooks. Este fue el paso más importante. “Excepto Ferrari, todos los equipos están allí”, apunta. Así, con el postgrado finalizado solicitó una plaza vacante en el equipo de Aston Martín y todo su sacrificio tuvo recompensa.

Hace 10 meses que Alberto vio la bandera a cuadros. Su función dentro de la escudería es recrear los monoplazas en el ordenador, con el fin de encontrar la mejor configuración. Lo hace a través del famoso simulador en el que tantas horas pasan ahora los pilotos También ha tenido la suerte de probarlo y reconoce entre risas que “es difícil manejarlo”. Su objetivo ahora es dar el máximo para alcanzar metas importantes con el equipo británico.

El AMR22 estrenó este año la nueva normativa técnica de la competición.
El AMR22 estrenó este año la nueva normativa técnica de la competición.

La dificultad de la nueva aerodinámica

Este año, los monoplazas de Fórmula 1 estrenaron una nueva normativa técnica. Aunque Alberto Freire llego hace diez meses a la fábrica de Aston Martin, pudo trabajar en los últimos pasos para definir el coche con el que este año corren Sebastian Vettel y Lance Stroll, el AMR22. 

Construir un nuevo vehículo nunca es fácil y menos con una nueva aerodinámica. Así, todas las escuderías se toparon con un problema común cuando pusieron sus monoplazas a rodar en pista por primera vez durante los test de Barcelona. El ‘porpoising’ -fuerte rebote que experimentan los monoplazas cuando circulan a altas velocidades- dio muchos dolores de cabeza al inicio de la temporada. “Es algo que en las simulaciones por ordenador no podíamos saber”, señala Alberto. Sin embargo, han logrado reducirlo y de cara al año que viene tratarán que sea casi inexistente.

Con todo, esta nueva normativa tiene también sus cosas buenas. Alberto reconoce que hace que la competición esté más igualada. “Al menos, en la parte media de la clasificación”, dice. De cara al próximo año, ya con la experiencia de este curso, tratarán de mejorar su coche, en el que ya trabajan después de la primera mitad del Mundial. “Las expectativas para el año que viene son buenas. Esperamos mejorar el rendimiento”, concluye el ingeniero vigués.

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