JUAN CARLOS ANDRÉS. Vigués segundo entrenador del Girona

"Trabajar en Primera es un privilegio, vivo el día a día"

Juan Carlos Andrés, este verano en la playa de La Concha.
photo_camera Juan Carlos Andrés, este verano en la playa de La Concha.

En nada, Juan Carlos Andrés iniciará su segunda aventura como segundo entrenador de Eusebio Sacristán, esta vez en Girona.

Preparando las maletas, el vigués hace balance de lo vivido en la Real Sociedad y mira al futuro, pero a corto plazo. Lo de volver a ser primero, esta vez en el fútbol profesional, ya se verá. Año a año.

¿Qué tal la experiencia en la Real, tras una campaña de ensueño y otra un  poco de pesadilla que acabó en destitución?
En el balance, hay muchísimas más cosas positivas que negativas. Me ha permitido conocer un club distinto a cualquier otro por la manera de entender la cantera. 

Pero pasar de Europa a una destitución, ¿cómo se explica?
Las temporadas son todas distintas. La pasada se renovó al equipo, se hizo una apuesta por gente joven de la casa que no tuvo un resultado inmediato. Y las circunstancias en el fútbol son las que son. Pero aún así, se ha visto una aportación de gente que ha pasado del filial al primer equipo que en un futuro volverá a dar grandes alegrías al club.

Tiene una larga carrera como técnico, pero en categorías no profesionales. En ellas también ha vivido momentos difíciles, ¿en Primera se dramatizan?
No lo creo, simplemente tiene una repercusión diferente. Lo que vivimos a nivel individual es lo mismo, pero en Primera adquiere una repercusión muchísimo mayor. Pero hay que asumirla porque forma parte de este trabajo. Hay que saber convivir con estas cosas porque forman parte del fútbol.

¿Es tan diferente un vestuario de Primera de uno de Tercera?
Sí, no tienen nada que ver. Por la forma de vivir el día a día los jugadores y de entender y conocer la profesión. La mentalidad de unos y otros es muy distinta.

¿Se es injusto al pensar que un vestuario de Primera siempre va a ser más difícil de llevar?
Sí. Por lo menos yo me he encontrado un vestuario de gente fantástica. Pensando siempre en el trabajo y en ayudar al grupo. El fútbol tiene circunstancias que se dan a veces con los resultados pero para nada ha sido un grupo difícil.

El futuro. El Girona se antoja un proyecto ilusionante en un club serio.
Es lo que nos hemos encontrado nada más llegar allí: un club con una ilusión tremenda por crecer, por dar pasos hacia delante, por hacerse más grande. La gente transmite unas ganas enormes y este es uno de los factores fundamentales para que se pueda crecer. Lo que ha hecho en los últimos cuatro años es terriblemente difícil . Tiene muchísimo mérito porque detrás hay muchísimo trabajo. Y una vez que conoces lo que hay dentro entiendes que no es por casualidad.

¿Una herencia peligrosa por venir de tantas campañas de éxito con Pablo Machín?
No. Nosotros vamos a mirar al futuro. Tenemos que construir desde lo que hay, que es fantástico. El trabajo que se ha hecho es magnífico y no hay que quitarle mérito a lo hecho hasta ahora porque es encomiable. Pero toca trabajar con ilusión para que lo que venga sea mejor.

¿El cambio de rol de ser primero a ser segundo le ha costado?
Para mí ha sido sencillísimo por la persona con la que trabajo –Eusebio Sacristán–. Es extraordinaria. Hemos logrado el equilibrio y para mí ha sido muy natural el proceso.

¿Tiene la ambición de volver a ser primer entrenador, esta vez en el fútbol profesional?
Si algo he aprendido es que hay que vivir el día a día, sobre todo en el fútbol. No soy capaz de ver más allá de lo que tenemos delante en estos momentos, que es pensar en trabajar para tener un gran año en el Girona. Y disfrutarlo mucho. Trabajar en Primera es un privilegio y quiero disfrutar cada día. Y no preocuparme de lo que deparará el futuro.

Ha confirmado que el paso dado al irse a la Real acompañando a Eusebio fue el correcto.
Sin ninguna duda. Llevo en esto desde los 18 años. Me apasiona desde siempre. En Vigo me habeis visto crecer. Estoy donde quiero estar. Además, acompañado de gente fantástica.
¿Cómo ha visto al Celta?
Creo que ha hecho un buen año, peleando hasta el último momento por meterse en Europa. Siempre cerca y esperando enlazar una buena racha, que no es fácil. Por lo que sea, Juan Carlos Unzúe no ha encajado. En el cuadrado que forman club, prensa, aficionados y entrenador, no ha transmitido la ilusión a la altura de la que pudo transmitir Berizzo. Se ha medido respecto a otros años y no se ha valorado en su justa medida la buena temporada que ha hecho el Celta.

Lo penúltimo. ¿Qué le ha parecido España en el Mundial?
Las expectativas nos matan. Si no ganamos todos los días 5-0, sea el rival que sea, ya no llega. Es cierto que el equipo no ha estado en su mejor nivel pero ha disputado todos los partidos en buena forma. Incluso el día ante Rusia, tiene el partido dominado. Las expectativas que se generaron de que España tenía que jugar sí o sí la final o si no era un fracaso han matado el disfrutar del Mundial. Desde el minuto uno, las condiciones que se dieron no eran las más adecuadas. En lugar de poner calma, todo el entorno se dedicó a criticar.

¿Le dio pena que no jugase el realista Odriozola?
Sí. Porque además el último día era el cambio –por Nacho–. Le habría venido muy bien a la selección Álvaro en esos últimos 30 minutos.

¿Y Iago Aspas?
Ha estado bien en los minutos que tuvo. Es probable que con más tiempo hubiese aportado más cosas porque cada vez que estaba en el campo conseguía generar peligro. Tiene que estar muy orgulloso. Es muy difícil jugar un Mundial y él lo ha conseguido. No se lo ha regalado nadie.

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